Deseo 3.-

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Caminé rumbo al salón de literatura con una leve
sonrisa en mis labios, la clase no había empezado
todavía por lo que había varios asientos vacíos. Me
senté a lado de Sav. Savannah había sido mi mejor
amiga desde pequeños, junto con Erick, su
hermano, ella era una chica muy linda, ojos color
avellana, cabello castaño largo y ondulado y una
sonrisa encantadora, pero nunca había sentido
nada más que una hermosa amistad con ella, al
contrario, su hermano tenía el cabello negro, y ojos de color verdes,  Al verme sentarme a su lado Sav se sorprendió.

— ¿Christopher? – dijo confundida.

— ¿Si?

— Hace mucho que no te veía sonreír... ¿Pasó algo?– parecía como si algo malo hubiera pasado, se
habían acostumbrado tanto a verme serio, que
ahora que sonreía era lo más raro del mundo.

— Tengo a mi hermana – dije orgulloso.

— ¿Qué? ¡Eso es genial, Chris! ¿Puedo ir a verla?

— Claro, cuando quieras, sé que ella estará feliz de
verte

La clase continuó; el maestro Johnson era uno de
los menos estrictos, por lo que se escuchaban
demasiados murmullos detrás del salón. Recordé
que había quedado con Oday esa tarde.

Después de pedir mi segundo deseo, seguimos
viendo la película. Le pregunté a Oday también,
por qué había despertado en mi cama después de
pedir el primer deseo. "Cuando el deseo te implica a ti, es como si te adelantaras todo un día, y cuando despiertas el deseo esta hecho, mañana por la mañana cuando despierte Marta, tu deseo habrá sido cumplido" me había respondido. Cuando
terminamos de ver la película la invité al cine, era
raro tener. ¿Citas? No... Eso no era una cita.
¿Salida de amigos? Sí, eso, con un ángel. Nunca
había pensado tener algo así, en mi vida.

— Sav, ¿iras hoy a ver a Allison? – pregunté deseando que dijera que no. No me gustaba negarle las cosas a Savannah.

— No puedo... Tengo que hacerme unos estudios.–
respondió. — me he estado sintiendo algo rara estos
días. – me dijo nerviosa, cosa que de alguna manera
me extrañó.

«Esto no contó como deseo, no te preocupes »
escuché la voz de Oday en mi cabeza. Sonreí

— Espero que no sea nada malo, Sav – la abracé y
sonó el timbre de salida. Me despedí con un beso
en la mejilla y salí rumbo a mi auto, un Aston
Martin Vintage plateado, el regalo que me habían
dado mis padres en mi cumpleaños 16. Subí y una
chica apareció en el asiento de co-piloto.

— ¿Quién eres tú? – dije asustado.

— Tonto, soy yo, Oday – contestó sonriendo. La observé

— Pero. ¿Y tus hermosos ojos verdes? ¿Tu cabello?
– ¿dije hermosos? Ella se sonrojó y yo también sentí
como mi cara se ponía del mismo tono.

— Si me van a ver los humanos, tengo que ser
diferente. – respondió.

— ¿Y Allison? – pregunté confundido. — Ella siempre te ve.

— Porque ella es una niña.

Sus ojos verdes habían sido cambiados a unos
grises y su hermoso y lacio cabello castaño ahora
era rubio y ondulado. Su forma de vestir no había
cambiado mucho, unos shorts desgastados y una
blusa gris de hombro caído.

— ¿Lista para ir al cine? – le dije sonriendo

— Te prometo que voy a hacerte que esta semana sea
la más divertida y humana de tu vida – juré y ella
me abrazó.

Los siete deseos de Christopher  || C.V& TÚWhere stories live. Discover now