Christopheres un chico de dieciocho años que acaba de perder a sus padres después de un choque.
Él pierde todas las esperanzas de poder ser feliz,
después de eso, deja de salir con sus amigos. Solo seencierra en sus propios problemas ignorando los d...
Según lo que había escuchado cuando desperté, los familiares del pequeño habían sanado por una clase de "milagro", lo cual me alegraba mucho. Erick se había ido a cambiarse, se turnaban para acompañarme entre los tres, no podía pedir mejores amigos que ellos, Zabdiel desayunaba y Allison estaba con Marta en mi casa.
— ¿Cómo te sientes, Vélez? – dijo Sav sentándose en la orilla de la camilla, lo cual no me pareció bien por lo que golpeé con mi mano la almohada de a lado mío, queriendo decir que se acostará ahí.
— Mejor que ayer, me alegra saber que no le quité a nadie la vida, ni la familia a ese pequeño – sonreí al ver que hacía lo que le había pedido.
— Que bueno... – sonrío con un toque de tristeza en su rostro.
— Hey ¿Qué pasa? – pregunté preocupado.
— ¿Seguro que te importa? – respondió con otra pregunta.
— Eres mi mejor amiga, linda, claro que me importa.
— ¿Recuerdas los estudios que te dije? – asentí.— no fueron verdad, eran unos análisis para ver si mi enfermedad tiene cura.
— No está definida, sólo me han dicho que tengo...– cambió el tono de voz hasta convertirlo en sólo un susurro.— cancer.
— Ven aquí.
La abracé, y por medio de ese abrazo le di todo el apoyo que le podía dar.
— Desearía que no tuvieras esa enfermedad – susurré y escuché una risita.
«Ese es tu quinto deseo» su hermosa voz en mi cabeza. Esa chica estaba logrando lo que nadie había logrado en estos últimos diez meses, me hizo feliz. Verla sonreír, ver su mirada, como me abraza, como disfruta la vida era genial.
Llegó Erick, y Sav se fue con los ojos húmedos a punto de llorar.
—Hey bro, deberías ir a acompañar a Zabdiel, está comiendo solo – le dije antes de que entrara, asintió sonriendo y se fue.
— Oday linda, quiero verte – susurré. Y otra vez esa hermosa risita inundó mis pensamientos.
— Aquí estoy, Christopher. – dijo apareciendo frente a mí. Un segundo ¿Esa era Oday? No se veía nada mal, de echo, se veía muy sexy. Tenía sus ojos delineados y sus pestañas enchinadas y con rimel, sus labios con brillo y con una ropa excesivamente pegada al cuerpo, su blusa negra tenía un estámpado color rojo y le dejaba descubierta una parte del estómago.
— ¿Qué haces vestida así? – balbuceé. — digo, no te ves nada mal pero, si antes no te veías angelical, ahora menos.
Rió.
— Quiero experimentar todo tipo de vida humana. ¿Me veo bien así? – contestó dando una vuelta sonriendo.
— Te ves bien pero – con un dedo le indiqué que se acercara y le susurré al oído. — Me pondría muy celoso si salieras así a la calle y los otros hombres te vieran.
Se sonrojó.
— Entonces ¿Quieres que me cambié?
— Si no es mucha molestia – respondí.
En un abrir y cerrar de ojos ya estaba ahí. Vestida con unos jeans desgastados, una blusa con la bandera de Inglaterra, y su cabello amarrado en una coleta rápida.
— Mejor – susurré.
— No puedo salir del hospital así que...
Sacó una pequeña maleta roja y la puso en mis manos, la abrí y me encontré con un conjunto de mi ropa.
— Siempre se pueden romper las reglas, y quiero que la primera vez que yo rompa una regla, sea contigo.– sonrió provocando instantáneamente una sonrisa en mi rostro. Me vestí y salimos corriendo por ahí.
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Hola hola, espero que le guste mucho este capítulo, también debo decir que quedan 2 capítulos para que esta historia termine ❤️
Realmente espero que les guste mucho y que lo disfruten
Quizás a la noche vuelva a subir otro capítulo más
