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Tres años después.

—Por favor, dime qué la mercancía llegó bien a Corea.

Kun tragó, no era normal verlo enojado y después del reporte que Kun había recibido esa mañana, el hombre frente a él dispararía a lo primero que viera. Afortunadamente, era un beta, por lo que el jefe no percibía sus feromonas, pero si era impaciente.

—¿Kun? —la mirada fría, hizo al beta congelarse.

—Hubo... —el beta aclaró su garganta y volvió a hablar —Hubo un problema, jefe.

—¿Problema? —Kun quería desaparecer de ahí, odiaba dar malas noticias —Habla.

—Bu-bueno, la carga de armas llegó bien pero cuando Jay iba a entregar la droga, el idiota de Namjoon tuvo un percance...

—¿Qué clase de percance, Kun? —si, iba a matar al idiota de Namjoon y su chico.

—Tiene un novato y ese mismo disparó al barco donde se encontraba la droga, el barco se incendio y...

—¿Cuántas toneladas?

—... Quince... Jefe...

El hombre asintió con su miraba fría clavada en un punto entre el enorme escritorio y el espacio que dejaba Kun.

—Tráelo a Chicago.

Kun asintió y miró a su jefe una última vez —¿Lo matarás?

Ten dirigió su vista a la mirada serena del beta —Voy a tenerlo en cuenta.

Ten dirigió su vista a la mirada serena del beta —Voy a tenerlo en cuenta

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—Por favor, Taeyong.

—No Jungkook, digo. Sabía que estabas desesperado pero ¿Una mafia? ¿En serio?

Lee Taeyong, un alfa con mirada oscura, cuerpo fornido y esculpido por los más finos cinceles, pelo rubio platinado. Un alfa que con su simple existencia tenía a betas y omegas rogando por ser poseídos y tomados por él. Ahora tenía a un beta rogando, y no por la razón antes mencionada. No señor. El beta rogaba por refugio. Refugio a causa de una de las mafias más poderosas del mundo. Polo.

—No tenía opción pero ahora estoy jodido, cometí un error y Polo está al tanto.

—Es que no sabes ni manejar tus malditas manos, ¿cómo ibas a controlar un arma cargada? —Taeyong recargó su cuerpo en el respaldo de su asiento.

—Fue un error y quince toneladas se fueron al fondo y yo-

—¿¡Quince toneladas!?

Jeon Jungkook asintió, la mirada del beta gritaba temor y para Taeyong era algo que no se podía negar.

—Por todos los dioses, Jeon... Está bien pero no sé si funcione, digo. Es una mafia después de todo.

Jeon celebró y saltó a los brazos del alfa, depositó un beso el los labios del mismo y mencionó que esperaba y todo saliera bien. Taeyong estuvo de acuerdo con eso último, realmente esperaba no tener que perder a Jungkook por una estúpida mafia.

Polo || TaetenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora