Capítulo 5

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Tres alfas caminaban en silencio por el oscuro pasillo, subiendo escalones y dirigiéndose hacia una mesa, la cual estaba llena de fluidos corporales, evidenciando lo ocurrido ahí hace unos momentos.

Lentamente se fueron quitando las máscaras, evitando verse entre ellos mismos, pues se notaba la repulsión que sentían, así como la culpa. Nadie sabía qué hacer o qué decir, siquiera sabían cómo debían reaccionar; aún estaban procesando la información obtenida. La identidad de Lobo Nocturno los había dejado en shock.

El silencio reinaba la sala, hasta que se pudieron escuchar sollozos. Pero dichos sollozos no provenían de la mazmorra, donde se encontraba Vegetta, sino venían de esa misma sala.

Uno de los alfas, sentado en su lugar, tenía las manos en la cabeza jalando su cabello teñido, mientras lágrimas silenciosas lágrimas salían de sus ojos.

— ¿Rubius...? —

— L-lo que pasó — la voz de Rubius temblaba — Lo... lo que hicimos a Vege- —

— Calla — interrumpió Willy, manteniendo su mirada en el piso — No lo digas. —

— ¿Cómo quieres que no lo diga? Si no podemos negar lo que hicimos. —

— Que te calles, rata. — el alfa albino murmuró molesto.

— Pero cabrón, que nosotros- —

— ¡Te he dicho que te calles! — gritó alterado Willy.

— ¡Pero es cierto! ¡Aún si no lo decimos los tres sabemos lo que pasó aquí! — el alfa rubio se levantó de golpe, viendo amenazadoramente al albino.

— ¡¿Crees que no soy consciente de lo que hicimos?! — gritó Willy, regresándole la mirada — Sé perfectamente bien lo que pasó, lo que... lo que... —

No terminó su oración, sintiendo un nudo en la garganta. Ambos alfas volvieron a desviar su mirada, sus expresiones ya no mostraban molestia, sino la culpa de hace un momento. Querían evitar mencionar lo ocurrido, ¿así podrían pretender que no había pasado? Se quedaron en silencio por unos segundos.

— Acabamos de violar a Vegetta... —

Las palabras de Fargan marcaban la realidad. Sentían culpa, asco de sí mismos, asco de haber perdido el control.

— Joder... — murmuró Willy.

— ¿C-cómo coño se supone que lo veo a la cara? — pequeñas lágrimas salían de los ojos de Rubius, su voz aún temblando — ¿Cómo... qué se supone que hacemos ahora? —

— Él no sabe quiénes somos, eso es bueno, ¿no? — habló Fargan por fin viendo a sus hermanos.

Willy tenía el labio inferior rojo de tanto que lo mordía, empuñando sus manos tanto que sus nudillos se veían blancos, su mirada no se despegaba del piso. Rubius ya no se seguía jalando el cabello pero lo había dejado bastante desordenado, llorando casi en silencio ya que se escuchaban sus sollozos. Ambos tenían una expresión culpable, de angustia. Y él estaba igual que ellos. Vegetta era su líder, su compañero, su amigo.

Ahora que lo razonaba, muchas cosas tenían sentido. Tantas veces que habían entrenado como ellos y no como sus alter-egos, lo veloz y audaz que era Lobo Nocturno pero manteniendo esa gracia elegante mientras luchaba. También explicaba por qué se les hacía conocido el olor, pues siempre estaban rodeados por él, pero el calor del momento y el toque endulzado al conocido aroma de Vegetta les había hecho perder el control y la cordura.

— Tengo que decirle... ─

La voz de Rubius los sacó de sus pensamientos.

— ¿Cómo dices? —

After Wild Nights (Rubegetta, Wigetta, Fargetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora