Primera noche en el paraíso

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Wukong masticó con pereza sus preciados chips de melocotón, desparramado en el sillón de su sala de estar, la luz del televisor iluminó su rostro en medio de la oscuridad de su hogar, la noche estaba bien entrada cuando decidió hacer un maratón de su serie favorita, las voces de los personajes eran el único sonido que podía escucharse en toda la habitación.

Casi se estaba quedando dormido cuando un resplandor morado le obligó a abrir los ojos, sus manos aún aferradas en la bolsa semivacía, tuvo que parpadear varias veces para asegurarse de que no estuviera soñando cuando el rostro de Macaque quedó a centímetros del suyo, ambos brazos del mono negro a cada lado de su cabeza, la sonrisa arrogante del guerrero frente a él le puso los pelos de punta.

—Buenas noches— Tarareó en voz baja, sus ojos resplandecieron en un púrpura amenazante, su cola balanceándose juguetonamente detrás de él.

—¿Macaque?— Fue lo único que pudo atinar a decir, no sabiendo muy bien que hacer a continuación, esquivando nervioso la mirada hambrienta de su antiguo amante, se sobresaltó cuando un par de manos extra aparecieron detrás de él, el clon de Macaque acarició su pecho, quitándole lentamente la bufanda del cuello. —Macaque, ¿Qué estás haciendo aquí?— Preguntó, intentando ignorar las manos traviesas del clon sobre su camisa, más accesorios de su ropa fueron retirados.

—Pensé en darte una visita— Se encogió de hombros.

La madera del suelo crujió cuando las rodillas de Macaque golpearon el suelo, arrodillado entre las piernas del rey, el mono de las sombras acarició sus piernas hasta detenerse en sus muslos vestidos, sintiendo al sabio tensarse.

—¡¿Q-qué estás haciendo?!— Preguntó alterado, pegándose más al sofá mientras intentaba alejarse de Liu er.

—Ha pasado bastante tiempo— Murmuró cabizbajo, sus dedos trazando círculos en las piernas del mono dorado, escuchó a Wukong tragar saliva. —Sólo esta noche, ¿sí?— Lo miró. —Te prometo que me iré después—

El sabio le tomó las manos, deteniéndolo.

—Por supuesto que no, ¿se te ha salido un tornillo?— Reclamó, en cambio Macaque se movió para besar sus nudillos, besando su palma con total indiferencia a las quejas del rey. 

—Nadie va a juzgarte por lo que pase esta noche, Peaches— susurró, apoyando su mentón en la pierna del sabio, uno de sus dedos se acercó para juguetear con el botón de los pantalones de Wukong. —Por favor, amor, estoy rendido a tus pies, ¿o es que prefieres que sea más formal en mi petición?— Sonrió malicioso, un escalofrío recorrió la columna del dios.—Oh, gran sabio igual al cielo, ¿le importaría ayudar a este humilde plebeyo?—

El sonrojo de Wukong empeoró, sus orejas ardiendo cuando Macaque lo jaló más cerca de él, su rostro a centímetros de su entrepierna, el clon detrás besó sus mejillas, mordiendo sus orejas mientras seguía molestando en su ropa.

 —Nuestro radiante y apuesto rey, os suplico su clemencia desde lo más profundo de mi ser— sus palabras casi se ahogaron cuando enterró su rostro entre las piernas de Wukong, el sabio emitió un gruñido frustrado.

—Agh, ¡Te he dicho que no me hables en ese tono!— Macaque se rio con ganas, admirando la vista sobre él.

—Es una pena, parece que te gusta mucho— Su índice pinchó el bulto en sus pantalones, la cola de Macaque se enredó en la suya.

—¡B-basta!— Suspiró derrotado. —Si vamos a hacerlo, al menos elimina a este chico de aquí atrás— Señaló al clon, quien en esos momentos se encontraba besando su cuello.

—Pensé que te gustaba ser el centro de atención— Liu er chasqueó los dedos, las sombra esfumándose en una nube de polvo. —¿O es que su majestad está tan sensible por todos estos años sin acción?— sonrió travieso, Wukong resopló.

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⏰ Última actualización: Aug 09, 2022 ⏰

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Del paraíso al infierno y de regreso a la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora