«No lo hagas si no conviene. No lo digas si no es verdad». – Marco Aurelio.
Impacto entre dos mundos.
Instalaciones del FBI, Konoha.
En sus doce años de experiencia como detective en la Unidad de Casos Especiales en el FBI, jamás tuvo que soportar tantos novatos incompetentes en poco más de un año. Ya había perdido la cuenta de cuántos tuvo que enseñar. Sinceramente, a sus treinta y cinco años, ya se consideraba demasiado viejo como para tener que hacer el papel de profesor paciente, que enseña a sus alumnos los conceptos más básicos de su área de experticia. De hecho, ya estaba hastiado de que quisieran imponerle compañía cuando él podía trabajar mil veces mejor solo. A fin de cuentas, una persona inexperta terminaría por entorpecer los procesos.
Entendía que el también pasó por esa etapa, mas no podía negar que durante los primeros años sobresalió con creces las expectativas que le fueron impuestas por sus superiores de aquel entonces.
Por tal razón, en ese preciso momento la sangre le hervía de la rabia, pues después de tantas veces expresando que no necesitaba un reemplazo para la persona que fue su compañero, los directivos seguían insistiendo en ello. ¿Por qué no podían aceptar su petición? Ya habían comprobado que una persona nueva junto a él, no le aportaba absolutamente nada o terminaba pagando cosas que no le correspondían.
"¿Cuántas veces tengo que repetirte que no estoy para tus juegos, Kakashi? ¡Te lo dije! ¡No necesito a otra persona!", exclamó Sasuke con los dientes apretados e inclinándose en el escritorio de su superior, sin tomar en cuenta sus alrededores. Estaba perdiendo la paciencia, su lenguaje corporal lo demostraba. Desde hacía mucho estaba discutiendo aquel tema son sus superiores, y estos no daban su brazo a torcer.
"Más bien, ¿Cuántas veces yo tendré que explicarte a ti que no me interesa en lo más mínimo lo que tú quieras? ¡Son órdenes! Y no solo mías... Sabes perfectamente que tengo a la directora Tsunade respirándome en la nuca por conseguirte a alguien; ella es quién está presionando para que trabajes en equipo", contraatacó el subdirector Hatake Kakashi, acostumbrado a los arranques de ira del Uchiha, sin inmutarse ni un poco por su actitud. Llevaba bastante tiempo trabajando con él, como para saber que debía decir.
Sasuke, con todo y su temperamento, era el agente élite del FBI. En toda su trayectoria, había demostrado sus capacidades y habilidades a la hora de resolver crímenes. Por ello, el suceso aquel lo marcó tanto, pues nunca experimentó en carne propia el perder a alguien valioso durante un caso. A cualquiera le afectaría, pero en su caso lo empujó a querer resolverlo por su cuenta, llegando al punto de tomarlo demasiado personal. Lo cual ya era, teniendo en cuenta que era alguien a quien quería.
"No me interesa lo que ustedes crean o piensen que sea mejor para mí, porque sé cuáles son sus razones y la insistencia para que acoja a otra persona, Kakashi, pero no va a funcionar, te lo digo de nuevo", explicó el pelinegro, aún con furia y apretando los puños para evitar cometer una locura, "sinceramente, ya estoy cansado de estar cuidando a niñatos que creen que por haberse graduado de la academia, tienen la capacidad para hacer este trabajo y, créeme cuando te lo digo, no la poseen. Ahora, no solo te bastó con asignarme a un recién egresado, sino que también es una jodida mujer. ¿Tú entiendes lo que eso conlleva?".
Kakashi lo miró seriamente y se mantuvo en silencio, mirando por encima del hombro hacia la puerta. Mientras que Sasuke, fastidiado por su falta de respuesta, decidió mirar hacia la dirección que estaba enfocada la mirada del peliplata.
¿A qué se debía tanto silencio?
Justo en el marco de la puerta, estaba la joven más preciosa que había visto nunca. Ojos verdes, pestañas tupidas, piel de porcelana y cabello... ¿Rosa? ¡Debía ser una maldita broma del universo! ¿Aquella mujer sería su nueva compañera? Tenía que ser esa la razón para que otra persona estuviera allí, pues incluso él se enteró ese mismo día que conocería a su nueva colega. La analizó detenidamente y notó que aunque su rostro era inocente, la mirada de ella estaba llena de determinación.
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Besos y balas.
ActionLa vida del agente Uchiha estaba por dar un giro de 180° y, gracias a este, se percataría que la vida sí era color de rosa. Tratando de resolver una serie de asesinatos, este descubrirá que el amor también puede hacer parte de la ecuación.