Vínculos expuestos.

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«La esperanza y el temor son inseparables y no hay temor sin esperanza, ni esperanza sin temor». –François de La Rochefoucauld.

Vínculos expuestos.

Hospital de Beneficencia de Konoha.

Después de cuatro meses del encuentro entre él y Sakura, decidieron llevar a cabo el plan que ella propuso. No obstante, sus peores pesadillas se hicieron realidad.

Debía controlar la situación, pero justo lo que no quería que pasara, pasó.

"¡Al suelo todos! ¡Rápido!", gritó desesperado el detective Uchiha, sintiendo cómo una ráfaga de balas pasaba por encima de él. Demasiado cerca para su tranquilidad. Escuchó a alguien correr y perderse entre los pasillos.

Tomó un respiro profundo, tratando de mantener la calma. Sin embargo, era casi imposible, pues observó a su alrededor un paisaje desolador. El trío de agentes del que estaba a cargo, no tenía buena pinta; la mayoría de ellos se encontraban heridos. Probablemente eran lesiones superficiales, lo cual lo alivió de cierta forma. Aun así, de todas formas, le preocupaba muchísimo no ver a quién estaba dirigiendo esa parte de la operación.

¿En dónde estaba ella?

El ruido ensordecedor de los proyectiles lo agobiaban, por más acostumbrado a ellos que estuviera. En su plan de acción, nunca contaron con que Kabuto podría tener refuerzos. Usualmente, siempre trabajaba solo, a menos que este ataque sea demasiado importante para él. Ahora bien, estaban en problemas y no podía darse el lujo de alzar la cabeza y analizar mejor el perímetro. Todo estaba en su contra, pero debía –no, necesitaba– encontrarla.

Se arrastró por el suelo de la recepción del hospital en donde estaban haciendo el operativo. Sabía muy bien que un movimiento en falso sería su fin. Agarró con fuerza el arma y continuó su camino, buscando entre algunos cuerpos el cabello rosado característico de la joven.

Admitiendo para sus adentros, sabía que en cualquier momento la bilis subiría arbitraria por su garganta; mas no podía evitarlo, pues los nervios lo consumían. En sus diez años de experiencia como agente élite, adjunto al escuadrón especial de análisis de conducta, aún existían casos que lo afectaban. Y todavía más si herían a alguien valioso para él; sentía que la historia se estaba repitiendo y no sabía cómo iba a reaccionar esta vez.

Haruno Sakura era una mujer inigualable. Más inteligente que cualquiera, paciente cuando se necesitaba y explosiva cuando se ameritaba, especialmente con él. No había alguien más excepcional que ella. No solo eso, tampoco existía alguien sobre la faz de la Tierra con unos ojos más bonitos y verdes que los de ella.

No podía perderla, se negaba rotundamente.

A unos seis metros de distancia, detrás del escritorio de recepción, alcanzó a ver una coleta rosa... ¡Rosa! Seguramente era ella protegiéndose del fuego. Con cuidado, pero manteniendo un buen ritmo, se acercó rápidamente al lugar donde estaba. Necesitaban crear otro plan para salir de ahí lo antes posible y, si se daba la oportunidad, dar de baja al criminal que había hecho tanto daño a tantas personas.

"¡Haruno!", susurró en voz baja, tratando de que ella volteara. Ella no respondió, así que la zarandeó levemente con cuidado de no atraer atención indeseada.

"¿Sasuke?", preguntó, sonando entre confundida y adolorida. Gimiendo un poco, Sakura giró con cuidado su cuerpo para observarlo, ya que reconoció la voz de Sasuke de inmediato. En la bruma de su mente, se sintió aliviada de que, al menos, podía irse tranquila sabiendo que estaba bien.

Besos y balas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora