«No hay disfraz que pueda largo tiempo ocultar el amor donde lo hay, ni fingirlo donde no lo hay». –François de La Rochefoucauld.
Colegas, rivales y algo más complicado.
Casa de Haruno Sakura.
No lo logró; no pudo alejarse.
El tiempo determinó la nueva dinámica de su relación. Con el paso de los meses, la relación entre ambos era algo turbulenta, por no decir problemática en muchos sentidos. No eran del todo amigables el uno con el otro, pero al menos se daban los "buenos días" cordialmente. Era gracioso, pues todos en la oficina eran espectadores de las peleas descomunales entre Sasuke y Sakura. Era un espectáculo que, aunque disimulaban la mayoría del tiempo, estaban deseosos por observarlo.
¿Y cómo no? Era prácticamente una obra de arte cómo una mujer de metro sesenta lograba callar al antipático por excelencia de las instalaciones. La mayoría de los casos, era la pelirrosa quien lo dejaba sin palabras y con la cara roja de ira por sus respuestas inmediatas; no titubeaba ni un segundo para ponerlo en su lugar. Aunque era diez años menor que Sasuke, la joven no se dejaba amedrentar por él en ningún momento.
Solo admitía para sí mismo cuánto le encantaba esa actitud.
Algunos, –los más burlones–, apostaban sobre quién ganaría las discusiones. Claramente, Kakashi siempre era el ganador porque aprendió de inmediato que la agente Haruno no iba a permitir que nadie pasara por encima de ella; mientras que Tsunade pagaba refunfuñando que para la próxima ocasión sería ella la triunfadora, porque aun siendo tan inteligente, para las apuestas era malísima.
Pensaba, sonriendo disimuladamente, acerca de la frase favorita que ella usaba a menudo con él: "si permito que me moleste, después lo va a utilizar en mi contra, señor; y no puedo acceder a que un abuelo me diga qué hacer". Y cuánta razón tenía, por más que le gustaba discutir con ella y mantenerla de cierta forma a distancia, no podía negar que cada vez quería estar más cerca de ella.
Luego, se iba como si nada fuera de lo normal hubiese pasado. De alguna forma así era, no era inusual verlos discutiendo. Unos cuantos contenían las carcajadas, mientras que Kakashi se partía de risas a su costa.
Y, por más contradictorio que sonara, eso hacía que su respeto por ella se incrementara. Había pocas cosas que lo impresionaban, pero el carácter y la perseverancia eran las principales. Claramente, prefería tragarse mil casquillos de bala antes que admitir ante ella cuánto apreciaba su forma de ser. Ella no se dejaba amilanar por nadie, menos de él.
Incluso, después del primer encuentro desastroso (¡sí, se lo aguantó mucho más de lo que imaginó!), lograron congeniar laboralmente. El uno complementaba las ideas y planes del otro, de manera tan fluida que sorprendía a quienes los acompañaban. Gracias a ello, de turbulenta, pasaron a ser una especie de colegas–que–se–detestan–la–mayoría–del–tiempo–pero–consiguen–hacer–las–tareas–asignadas–excelentemente.
Pero, por debajo de toda esa animosidad, había cierta complicidad y tensión no resuelta entre ambos. Cuando conversaban, sin conscientes de ello al parecer, invadían el espacio personal de cada, mirándose fijamente y transmitiendo a través de sus ojos lo que no podían decirse en voz alta. Hasta el momento, ambos creían que nadie se había percatado.
¡Eran tan ingenuos!
Por más que trataban de ocultarlo, se notaba a leguas cuánto se preocupaban el uno por el otro y las miradas no tan discretas que se lanzaban. Cuando uno hablaba, el otro terminaba la frase e, incluso, ya se habían memorizado las bebidas y bocadillos favoritos del otro. Usualmente, Sakura llegaba en las mañanas con un café sin azúcar para él, mientras que Sasuke compraba dangos para ella en las tardes.
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Besos y balas.
ActionLa vida del agente Uchiha estaba por dar un giro de 180° y, gracias a este, se percataría que la vida sí era color de rosa. Tratando de resolver una serie de asesinatos, este descubrirá que el amor también puede hacer parte de la ecuación.