Encuentro entre enemigos.

196 30 6
                                    

«A la muerte se le toma de frente con valor y después se le invita a una copa». –Edgar Allan Poe.

Encuentro entre enemigos.

Unidad de Cuidados Intensivos, Hospital de Konoha.

Su cuerpo se paralizó en cuanto lo vio. Un huracán de emociones lo mantuvo en el lugar, sin acercarse o hacer algún movimiento de ataque. Tan solo lo observaba. Notó cómo el cuerpo de aquel individuo se tensó, pero no hizo amague de voltearse aún.

"¡Vaya, vaya, vaya! ¡Por fin nos encontramos después de tanto, agente Uchiha!", comentó Kabuto, sin girarse. Estaba ocupado revisando el historial clínico de un hombre postrado en una de las tantas camillas de Cuidados Intensivos. Lucía pálido, con el cabello largo, lacio y negro.

"¡Aléjate lentamente! No voy a disparar si mantienes la calma, Kabuto", ordenó Sasuke, espabilándose de su estupor y apuntando con su Delta Colt Elite de diez milímetros.

"No puedo, mi querido Sasuke, no puedo", contestó Kabuto, girándose al fin para verse cara a cara, "debo terminar mi misión".

"¿Misión?", inquirió el agente, a la expectativa y alerta. Su mente estaba hecha un caos, más debía contenerse para lograr atraparlo por fin.

"Así es, debo, no, necesito terminar lo que empecé", explicó el asesino, girando un poco la cabeza para ver a Sasuke con una mirada de locura que demostraba cuán grave era la situación, "este hombre que ves aquí postrado, me enseñó todo lo que sé. Me acogió en su hogar, me enseñó la disciplina y cómo lograr mis objetivos... No fue fácil, porque yo fui un niño muy rebelde, pero cada golpiza traía una enseñanza y es lo que me hizo hoy en día".

Sasuke lo miró espantado, entendiendo poco a poco, la mente de aquel ser desquiciado, "estás muy equivocado, así no es cómo funciona la crianza de un niño; los golpes nunca van a enseñar nada bueno".

"¡Silencio! ¡Claro que sí!", exclamó con rabia, "pero bueno, no lo entenderías, de todas formas no tuviste ningún padre que te enseñara. En cambio el mío me explicó cómo debía cortar, extraer y experimentar con las personas, sacando así sus mejores órganos. ¿Acaso no te parece extraordinario? Y ahora que por fin recolecté los necesarios para él, podré ayudarlo a continuar con su vida, porque él más que nadie merece continuar con legado".

"¿Con su legado?", inquirió el agente Uchiha, tratando de extraer más información y entender los cabos sueltos de aquel hombre.

"¡Pues sí! Llevamos haciendo esto por décadas, vendiendo órganos, experimentando con cuerpos ajenos y consiguiendo inmunidad para algunos virus", explicó Kabuto, mirándolo como si fuese estúpido por no saber aquella información.

A Sasuke se le revolvió el estómago y, supo de inmediato, que todo lo que habían recolectado acerca del asesino, solo era la punta del iceberg. El pelinegro exclamó asqueado, "¡Están mal de la cabeza! ¿De cuántas personas estamos hablando? ¿No eran alrededor de catorce?".

"¿Por qué lo estamos? No somos peores que aquellos que experimentan con animales", argumentó Kabuto, sonriendo maliciosamente, "los animales son indefensos, los humanos no. Debieron luchar si no querían morir".

"Con esa lógica, entonces tampoco debiste aprovecharte de quienes estaban indefensos e internados en la clínica, ¿no crees?", contraatacó Sasuke, "pero no respondiste mi otra pregunta... ¿Cuántos fueron?".

"Déjame pensar", dijo pensativo alzando el bisturí y apoyándolo ligeramente en la barbilla, "cuando papá empezó, eran como veintiocho, pero juntos pasamos los treinta y siete, o cuarenta, no tengo mi archivos aquí".

Completamente pasmado por la cifra que superaba las sesenta víctimas, Sasuke tan solo atinó a ordenar, "suelta el bisturí y acércate para procesarte. Hagamos esto por las buenas".

Kabuto se giró por completo, colocando el objeto corto–punzante en la mesa de implementos quirúrgicos. Sin embargo, cuando Sasuke pensó que cedería, se dio la vuelta rápidamente con un arma en la mano.

"¡Suelta el arma! ¡Ahora!", gritó el Uchiha.

Sin embargo, Kabuto fue más rápido y empezó a disparar sin contenerse, esperando alcanzar con un proyectil al agente. Sasuke sintió el ardor de un roce de las balas y se lanzó detrás de una mesa de aluminio cercana, optando por utilizar su arma para defenderse.

"Sasuke, Sasuke, Sasuke...", decía Kabuto alzando las voz para hacerse oír entre cada estallido, "¿por qué simplemente no te rindes?".

"Te lo repetiré de nuevo, suelta el arma. ¡Ahora!", ordenó nuevamente Sasuke, escuchando atentamente el último disparo que traspasó su escudo improvisado.

Era ahora o nunca. Debía actuar de inmediato.

Sasuke se levantó rápidamente, aprovechando la distracción del hombre que estaba colocando municiones a su arma. Apretó el gatillo dos veces, alcanzando el pecho y el hombro del asesino que había hecho desastres en toda la ciudad.

"O si no qu–", dijo, antes de ser abaleado por el agente. Por fin se había acabado el terror. A lo lejos escuchó las sirenas, los refuerzos habían llegado.

Sintió pena por todas esas víctimas que no estaban registradas, en cuanto había sufrido a manos de Kabuto. Y las familias que no tenían ni idea de qué les sucedió a sus seres amados. Peor todavía, fue una sorpresa inmensa saber que no actuó solo en sus inicios, sino que estaba subyugado a otro hombre; un individuo que nunca estuvo en la ecuación de todos los crímenes cometidos.

Además, Sasuke pensaba con cansancio que vendrían tiempos difíciles en el trabajo, pues debía terminar de resolver todo y, por si fuera poco, empezar a buscar los restos de aquellos inocentes.

Sin embargo, otra cosa le ocupó todos sus pensamientos.

Sakura.

Corrió nuevamente a dónde la había dejado y no la encontró. Se alarmó por completo y decidió llamar a Kakashi.

"¿Dónde está?", bramó apenas el peligris contestó la llamada. La desesperación lo estaba enloqueciendo, tenía que averiguar en dónde estaba ella y cómo se encontraba.

"La trasladaron, la herida fue grave, Sasuke...", empezó a explicar el subdirector, "estamos a la espera de un milagro".

"¿En dónde está?", inquirió con el corazón encogido.

"No te voy a decir, encárgate primero de todo lo que suceda en el Hospital de Konoha...", respondió Kakashi en la otra línea, suspirando profundamente, "lo siento, Sasuke, ella... Lo perdió, perdió al bebé".

¿El bebé? ¿De cuál bebé?

Justo ahí, cayó en cuenta de algo supremamente importante. Su primera vez en la cama, no se molestaron usar protección. En ese momento, sintió su mundo derrumbarse. No solo estaba a punto de perder a la mujer que amaba, también perdió al hijo que no pudo amar. En ese momento, se cuestionó sus actitudes, motivaciones y sentimientos. Lanzó una plegaria silenciosa al cielo, pidiéndole a cualquier dios cercano que tuviera misericordia. No estaba seguro de poder seguir en pie si era receptor de otra pérdida.

Haciendo caso omiso a las órdenes de su superior, averiguó por otros medios a dónde había sido trasladada. Solo bastó con intimidar a ciertas personas para saber exactamente el lugar y llegó en tiempo récord. No dudó ni un instante en volarse todos los protocolos para ingresar en la sala de cuidados intensivos.

Un dolor sordo se posó en su pecho y, a pesar de ser tan fuerte, sus piernas cedieron. Quedó en el suelo arrodillado, siendo zarandeado por el personal médico para que saliera del lugar; pero no pudo. No consiguió moverse ni un centímetro, no al verla de aquella manera.

No dijo absolutamente nada, pues su cabeza quedó en blanco. Sakura, una mujer preciosa, joven y llena de vida, se encontraba luchando por sobrevivir. Lo peor de todo es que no alcanzó a sincerarse con ella.

¿Cómo viviría si no le decía cuánto la amaba?

Besos y balas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora