Capítulo 11

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A veces, en la vida hay momento que duran para siempre, otros no tanto. Como también hay personas que llegan a tu vida para enseñarte muchas cosas, después de que la enseñanza está hecha se van para no volver, otros en cambio llegan te enseñan más de lo que tú conocías, te ayuda a explorar más cosas de las cuales estabas tan cegado de ver, te quita la venda que te obstruye la vista para que observes todo el mundo, y lo más hermoso de todo eso es que esas personas se quedan en tu vida para envejecer contigo y así aprender juntos la lecciones de la vida apoyándose.

Eso es lo que sentí cuando conocí a Kim Taehyung.

Él iluminó mi vida. Fue la sonrisa que me hacía falta, fue la alegría que daba cosquilla a mi corazón, fue el que me inspiró para seguir adelante cuando me sentía desfallecer, fue mi pilar, él me sostuvo en mi peor momento. No dejó que cayera en la locura, no dejó que fuera arrastrado hacia el infierno. Él evito que yo muriera.

Es por eso que ahora me toca ser su pilar, me toca a mi sostenerlo, me toca ser su fortaleza. No puedo derrumbarme, no cuando ya ha pasado una semana desde la operación, todavía no abre los ojos, pero aún tengo esperanza de que despierte. Se que lo hará, él es fuerte, incluso más fuerte que yo.

Tomo su manos entre las mías para depositar un beso.

—Vamos, Taehyung despierta.—Acarició su tersa piel.—Mamá está muy enojada contigo, siempre has sido un niño dormilón así que dijo que espera que lo estés disfrutando porque no volverás a dormir en lo que resta de vida.—rió, recordando a mi madre enojada y preocupada amenazandolo.— Hoseok se está volviendo loco, apenas pude sacarlo que aquí para que vaya a descansar y darse un baño porque apestaba....Y yo.. te extraño como no tienes idea.—trago el nudo que se quiere formar en mi garganta.— Extraño tu risa, extraño que me regañes porque no descanso nunca, extraño los viernes en la noche cuando mirábamos películas los tres juntos. To....—tengo que detenerme para despabilar las lágrimas traicioneras que quieren salirse de mis ojos.—Todos te extrañamos, Tae. Tus compañeros del teatro, tus profesoras. Aún tienes que lucirte, hermano. Tienes que dar un show espectacular.—me levantó y acarició su delicada mejilla que está tan pálida.— Abre los ojos, Tae. Quiero ver eso hermosos ojos que tienes. Despierta, por favor.

Me quedó esperando un buen rato, esperando cualquier señal de movimiento, cualquiera por mínima que sea, pero no pasa nada. Todo sigue igual.

El resto de la tarde me quedo leyéndole su libro preferido, que es "Besar un ángel", sus páginas están tan gastadas por todas las veces que él lo a leído, dice que a pesar que los protagonistas sean Daisy y Alex, él me ve a mi como él protagonista del libro, ya que Daisy y yo nos parecemos, según él. Ella se adapta al entorno donde es obligada a ir después de contraer nupcias con Alex, todo eso fue manipulado por su padre, tanto Alex como Daisy no querían, pero aún así lo hicieron. En fin, Tae decía que me parecía a ella, en la actitud a pesar de verse delicada y superficial, los dos nos adaptabamos muy bien en el entorno a pesar de que al comienzo nos costará un poco lo hacíamos al final. Decía que los dos éramos fuertes y determinantes. Decía que ama a Daisy tanto como me ama a mí. Y más que todo le encantaba lo emocionante que sería vivir en un circo, aunque claro sin animales, porque Tae odia que ello estén encerrado para el gusto humano. Sinceramente, es una historia hermoso que al principio pensé que me iba a aburrir como todas las cursilerias que leía Taehyung, pero fue todo lo contrario, me encantó como se fue desarrollando. Para mí Tae es como Daisy. Ellos son los fuertes y determinante.

—Ya volví.—doy un respingon en mi asiento cuando escucho la voz de Hoseok.

—¡Hobi! No hagas eso, casi haces que mi corazón se salga.—dramatizo poniendo una mano en mi pecho.

El Chico del CallejónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora