Las personas mágicas

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Hay un momento de la vida
En qué sientes, básicamente,
El vacío que representa
No ser nada.
Te odias, te ofendes,
Incluso te alejas de ti mismo.
Algunos se pierden en su propio dolor.

Esta vez no hablaré de flores
Mágicas que esconden la felicidad,
Tampoco de monstruos perversos
Que utilizan el dolor ageno
Para sentirse superiores;
Menos de los pobres desgraciados
Que, víctimas de dichos demonios,
Vagan esclavizados por el mundo
Cosechando con el dolor ageno
El dolor propio para alimentar
A los viles demonios que asechan:
Hablaré sobre las personas mágicas
Y la verdad que se oculta tras de estas.

Se dice que no existen,
Que en un mundo tan cargado de odio
Es matemáticamente imposible
La existencia de semejantes seres.
Otros plantean que nunca les han visto
Mientras que ignoran o critican
A aquellos que afirman haberlo hecho.
También está el típico comentario de
“Si semejantes seres rondan la tierra,
Entonces por qué existe en el mundo
Semejante aura de sufrimiento”.
La respuesta es simple:
La cantidad de personas mágicas
Se encuentra muy por debajo
De la cantidad de demonios
Que existen en el planeta.
Si a estos últimos sumamos
Aquellos que cosechan el dolor
Podemos concluir que es demasiado
Para dichas personas mágicas que,
Al fin y al cabo, también son humanos.
Es cierto que cuando una persona mágica
Llega a las puertas de tu vida
Todo cambia para bien.
Aprendes, básicamente, a ser feliz.
Lo triste es que, tarde o temprano,
Se marchan porque hay más personas
Que merecen ser rescatadas.

La verdad sobre estos seres increíbles
Es que no siempre fueron así.
Asombrosamente también fueron
Parte de de esas almas desgraciadas
Que no tienen una flor para ser felices,
También cosecharon dolor e incluso—
En el más raro de los casos—
También fueron demonios.
Las personas mágicas nacen
Cuando uno de estos ángeles
Ayuda a alguien que sufre.
Eso les hace mucho daño
Pero como ellos también sufrieron
Simplemente no aceptan
Dejar a alguien en el vacío.
Y sufren, sí, porque
Cuando en una reacción
Dos elementos químicos se combinan,
Sucede que el de mayor cantidad de protones—
El más positivo de ambos—
Gana electrones— carga negativa—:
Así más o menos se aplica
A las personas mágicas.
Pero por qué es del todo necesario
Que alguien deba de sufrir.
Desgraciadamente el dolor
Es aquello que pagamos para
Poder ver a alguien feliz.
Tan solo hay que ver a la madre
Que, entregada a su familia,
Se consume ante el dolor
Y sucumbe ante la rutina del hogar.
O el padre que sucumbe
Ante la rutina laboral
Con tal de dar un mejor futuro
A aquellos hijos suyos—
No olvidemos que ser padre
Duele tanto como ser madre—.
Aún así hay algo más,
Hay otra forma
Para volverse una persona mágica:
Antes mencioné el extraño caso
Del demonio que podría ser
Una persona mágica.
Conozco de alguien que,
Ante el dolor y por salvar
A aquellos que amaba,
Jamás sucumbió sino que
Abandonó su humanidad
Para, con el manto de la oscuridad,
Pelear contra su demonio.
La batalla no derramó sangre
Sino muchas lágrimas y,
Cuando todo parecía perdido,
Lograron escapar del demonio.
Después de todo fue una pelea de resistencia.
Con el tiempo el demonio
Siguió atacando hasta que
Terminó por darse cuenta
De que era en vano.
Aquel que abandonó su humanidad—
A pesar de no sentirse como tal—
Era ahora una persona mágica,
Y nadie puede contra las personas mágicas.
Ha pasado el tiempo
Y este chico, que alguna vez se consideró un demonio,
Tuvo el placer de conocer
A otras dos personas mágicas
Qué le hicieron comprender que
Aunque sucumbir a la oscuridad es malo,
Al menos tiene el derecho de pensar
En todos aquellos que ha salvado.
Y así sigue: luchando contra el dolor,
Cada vez más convencido
De que nunca ha dejado de ser humano

Corazón al viento: mis 60 poemas después de ti [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora