Todo el aire que había estado conteniendo en sus pulmones, fue expulsado de golpe junto con un casi inaudible gemido de horror escapado de su garganta. "¿Acaso los Dioses se habían puesto de acuerdo para maldecirla a la vez?" Se preguntó al borde de un nuevo ataque de nervios. "¿Que posibilidades había de encontrarlo en las puertas del comedor?" Tenía claro que seguramente lo volvería a ver esta noche, pero no tan pronto ni tan de cerca. Venía con la idea de ignorarlo durante toda la cena si le hacía falta, pero por lo visto el rumbo de la situación había cambiado inesperadamente en su contra. Se sentía abrumada, la vergüenza comenzaba a inundarla incapaz de mover un ápice de su cuerpo. Sus ojos se abrieron de par en par, de su frente habían comenzado a bajar pequeñas gotas de sudor que se desacían a mitad de camino y respiraba entrecortadamente. No, definitivamente no estaba preparada para volverlo a ver. Durante unos segundos pudo verle la expresión de la cara. Su habitual ceño fruncido fue sustituido por uno de sorpresa junto con esa ceja levantada tan arriba que la volvía loca en todos los sentidos. Parado frente a ellas, Hermione sintió como sus mejillas se encendían sin control.
Pero tan pronto como el rubor llegó a sus mejillas, se fue. Palideció de inmediato, helándole la sangre cuando el profesor de pociones empezó a hablar.
-Señorita Granger - Comenzó lentamente el hombre -No creí que acudiría a la cena de esta noche. Después de no verla esta mañana y a su mano haciendo aspavientos furiosamente en el aire para demostrar su insufrible soberbia como tantas veces se ha empeñado en estos siete años... La esperaba indispuesta. Puedo observar que su horrible aspecto me da la razón...-Dijo con burla. -Le aconsejo que vaya a la enfermería, tiene mala cara. -
Las dos jóvenes permanecían calladas. Hermione quería volver a llorar, sus ojos se empañaron visiblemente, pero ninguna lágrima cayó de ellos. Agachó la mirada avergonzada incapaz de seguir mirándolo a la cara.
-10 puntos menos para Grifindor, por... No informar la asistencia quizá? -Y con eso siguió caminando -Ah! Y confío en que la Señorita Weasley le haya hablado ya de su castigo, las espero este sábado a las ocho en mi despacho. Ni-un-minuto- de retraso. -Su rostro cambió a una expresión sombría dejándolas más pálidas si era posible -Y si las vuelvo a pillar fuera de su sala común durante el toque de queda estarán fuera de Hogwarts en menos de lo que tardo en quitarle puntos a Gryfindor. -Con eso Severus Snape siguió camino a las mazmorras sin mirar atrás.
Después del shock, Ginny giró la cabeza para comprobar el estado en el que se encontraba su amiga. Estaba justo como esperaba. Se sintió mal por ella y un poco culpable por haberla obligado a bajar al comedor cuando estaba claro que algo así podía ocurrir. Pero lo hecho, hecho estaba. No podría ocultarse en su habitación para siempre, cuando antes pasara menos grave sería el daño. Se preguntó si volvería a llorar, o si se iría de vuelta a su habitación para encerrarse durante un día más. Así que le agarró la mano en señal de apoyo y caminaron lentamente a dentro del gran salón.
-Chica de verdad no sé qué le viste. -Le susurró al oído -Está claro que no te enamoraste por su gran compasión y generosidad por las personas, y dudo mucho que haya sido por su físico. -
Hermione la miró de soslayo con una mueca parecida a una sonrisa apenada en la comisura de sus labios. Ella sí sabía lo que le vio al oscuro mago de las mazmorras. Pero tenía claro que no fue la forma en la que le hablaba a la gente, y el físico nunca fue algo importante para ella. Aunque nunca pensó que el hombre fuera feo, de hecho, lo encontraba bastante atractivo en ese aspecto. Tampoco fue sólo su valentía que demostró aquella noche en su tercer año. Aquello sólo fue el comienzo de sus sentimientos por el misterioso profesor. Era su voz. No en ese tono que emplea para regañar o ridiculizar alumnos, no. La voz sedosa y varonil que utiliza al leer un texto del libro, o cuando dicta a su vez. La forma en que acaricia fascinado los lomos de los libros cuando cree que estamos concentrados en el trabajo. Es la forma en la que camina, seguro de sí mismo con la cabeza bien alta. O cuando su ceño se relaja al leer dándole un aspecto más humano. Fue esa magnífica inteligencia que tanto amaba y la hacía retorcerse en su silla cuando él explicaba seguro de sus palabras. Definitivamente había muchas razones por las cuales amaba a su profesor de pociones.
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Descubierta (Sevmione) CANCELADA
FanfictionSolo fue un error, un simple error por culpa de un maldito papel que la llevó a desvelar su más preciado secreto a la última persona que debería saberlo. *Los personajes de esta historia perteneces a J. K Rowlling*