Esta historia es bastante inusual, pues involucra a los cielos en lo alto; y no las maravillas que de allí salen, sino la locura y horror abyecto que pueden ser liberados de estos cuando se les descuidan. Iniciamos en el Palacio del ogro Enma Daiosama, juez de todas las almas en el universo. Mientras Enma Daiosama atendía a las almas de aquellos que ingresaban al Otro Mundo, mostrándoles el camino a los paradisíacos cielos de arriba, como premio a los seres de corazón benigno, o las tierras infernales de abajo, como castigo a los seres de siniestra intención, sus obreros también estaban sujetos a cumplir con sus propios deberes. Los ogros trabajadores de Enma Daiosama estaban a cargo de asegurarse de que cualquier toxina traída del plano de los mortales fuera absorbida de las almas recién llegadas, a través de la 'lavadora de almas' y eliminada adecuadamente. Desafortunadamente, se había puesto a cargo de este crucial trabajo a un trabajador joven, inexperto y bastante idiota, llamado Saike. El joven se dejaba distraer por su música, mientras manipulaba los contenedores de toxinas mortales.
Saike: "¡~Machúcalo, machúcalo, machúcalo, machúcalo, machúcalo...~!"
Un razonable y estricto trabajador notó el mediocre estilo de trabajo del joven y le llamó inmediatamente la atención.
Trabajador: "¿Quién demonios está cantando a es-? Oh, genial. Este otra vez... La generación de hoy en día. ¡Oye, escuincle! ¡Presta atención a lo que haces! ¡Esas sustancias no son tu parejita de baile! ¡Son toxinas en extremo peligrosas!"
Saike: "¡~Kulikitakatí, kulikitakatá! ¡Sakalakatikitakatiki, sakalakatikitakatiki...~!"
Como seguía con sus auriculares puestos, Saike no hizo más que ignorar las advertencias del trabajador veterano. Mientras extendía su mano y sacaba un contenedor, aplicó demasiada fuerza y lo sacó demasiado rápido.
Trabajador: "¡Así no es como se hace! ¡Demasiado rápido! ¡NIÑO!"
Saike: "¿Eh? ¿Qué pa-?"
Sin embargo, el joven había reaccionado demasiado tarde. El contenedor se estrelló encima suyo y derramó las toxinas sobre todo su cuerpo. Mientras Saike gritaba agonizante por tantas impurezas mutando todo su ser, la toxina se derramó en todos los demás contenedores y comenzó a transformar al muchacho en un monstruo. La complexión del muchacho lenta y dolorosamente cambió a una mucho más regordeta y enorme, hasta convertirse en el monstruo conocido como Janemba. Un ser carente de raciocinio, capaz de deformar la realidad en sí misma conforme a sus deseos.
Janemba: "¡Huahahahuahahahahuahaha! ¡Janemba! ¡Janembaaaaa!"
La intensa anomalía en el Otro Mundo captó inmediatamente la atención de Enma Daiosama.
Enma Daiosama: "¡Maldad! Solo siento... ¡Pura y condensada maldad! ¡¿Qué está-?!"
El ogro estaba indefenso, pues él y sus demás trabajadores fueron aprisionados dentro de un enorme e inquebrantable cristal con forma de frijolito confitado. La magnitud de los poderes de Janemba causó una afectación nunca antes vista en la realidad, conectando literalmente el Otro Mundo con el Reino de los vivos.
Enma Daiosama: "¡Esto solo puede terminar mal! Hay una sola persona a la que puedo recurrir para solventar esta crisis. ¡Oh, Dai Kaiosama! ¡Oye mi desesperado llamado! ¡Necesitamos ayuda contra esta nueva amenaza!"
Janemba: "¡Caos, caos, caos, caos! ¡Hauhahahahahauhahahahau!"
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Mientras Janemba comenzaba a hacer un auténtico desastre con el plano que conocemos, el Torneo del Otro Mundo, uno en el que los más formidables guerreros fallecidos en los Cuatro Cuadrantes participaban, estaba desarrollándose plenamente. Desde el planeta de Dai Kaiosama, su atención en la intensa pelea de la ronda final entre Goku y Paikuhan fue interrumpida bruscamente, por la llamada de Enma Daiosama.
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Raditz: Aventuras de Otra Dimensión
Action¿Qué hubiera pasado si Raditz se volvía bueno? (Edición películas de Dragon Ball Z) Aviso: Los capítulos de esta colección poseen elementos que contradicen directamente sucesos del libro original, pues como ya sabemos, las películas de Z no respetab...