2-. ¡Oye tú!

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Cuando estoy en clases lo que más deseo es que terminen de inmediato, no me mal interpreten, me gusta aprender, lo que me desagrada de todo es tener que "convivir" con otras personas, si se le puede decir así.
El timbre suena por última vez, con rapidez guardo todas mis cosas y salgo del salón de clases rumbo a la salida, estoy contento, pues seguro afuera mi madre está esperandome en su auto.

Vaya sorpresa... al parecer no esta, pues no veo el auto rojo de ella. Busco en mi mochila mi celular, verifico de inmediato y vaya... hay notificaciones de nuevos mensajes, sólo son de mamá diciendo que no podría pasar por mi porque llevaría a una de mis hermanas al doctor, un resfriado y fiebre.

Estoy acostumbrado a que mi mamá venga por mi, pero también hay ocasiones en las que tengo que caminar sólo a casa, no está muy lejos, pero es agotador andar por la calle con la muleta. Igual no puedo quedarme aquí, así emprendo la marcha de regreso a casa. Caminó con lentitud, las calles están vacías, no hay mucho movimiento, lo agradezco, lo unico malo es que esta empezando a hacer calor, hace mucho calor durante la tarde y bastante frío durante la noche, son temperaturas extrañas.

- ¡Oye Tú! -.Me detengo y giro asustado-

Otra vez lo vuelvo a ver, es la... ¿tercera vez en el día?, él tipo se acerca corriendo, trato de no darle importancia y sigo con en mi trayecto, ¿ahora me está acosando o qué? Sea lo que sea, no me gusta.

- Oye espera, ¿no hablas mucho verdad? -.Me limitó a responderle y verlo, este tipo esta caminando a mi lado- Soy Eric, el que te golpeó con el balón.

Si si si, ya se quien es, lo que no entiendo es, ¿por qué rayos me está siguiendo? Pensaba que iba a caminar sólo a casa en paz y tranquilidad, ahora ni siquiera estar solo puedo.

- ¿Me estas siguiendo? -.Ya estoy harto de su actitud-

-  No, de hecho, en la dirección que caminas se encuentra mi casa.

No digo nada y sigo caminando, trato de despejar mi mente y olvidar por un momento a la persona que camina a mi lado, es extraño tener la compañía de alguien más. Algo que no me puedo sacar de la cabeza es que él podría pasarme e irse caminado, pues es más rápido que yo, pero en cambio el va lento, esperándome, pero es... ¿agradable? No creo, ni siquiera nos conocemos.

- Aún tienes la marca del balón en tu rostro, ¿no te causa molestias?

En realidad si, quiero rascarme la cara, me incomoda mucho la sensación de hinchazón y picazón en la piel, lo común es que cuando froto mi piel la hinchazón aparece en minutos y desparece en media hora, pero lo que tengo en la cara a durado mucho más.

- Si, me pica.

- ¿Y por qué no te rascas?

- Aunque quisiera, no puedo hacerlo.

No me agrada compartir mis problemas con los demás, a simple vista se me nota el mayor de mis problemas, pero los otros sólo yo los se, me los reservo, no es necesario que nadie los sepa.

Sin darme cuenta ya e llegado a casa, me detengo en la puerta de entrada para tocar, miro entonces que Eric sigue aquí, ¿qué más quiere?

- ¿Vives aquí? -.Parece sorprendido- Somos vecinos bro.

Él señala la casa al otro lado de calle, esta algo alejada de distancia de la mía, pero si hay algo que destacar es que su casa es de las más grandes de la calle, por lo menos el doble de grande que la mía, y eso que mi casa es de dos pisos.

- Ha... ¿ok? -.No se que más decir-

Él me sonríe y se va, me quedo mirándolo, él llega a esa gran casa y entra como si nada. Por distraerme no me doy cuenta que una de mis hermanas me abre, parece que esta molesta.

- ¿Qué te pasa? -.Pregunto ingresando a casa, ella tiene cara de pocos amigos-

- Nada que te importe.

Ella azota la puerta y se va corriendo a el interior de nuestra casa. Suspiro y doy una mirada rápida al patio delantero, donde mamá tiene todas sus plantas y flores, entonces la nariz empieza a picarme un poco.

. . . . .

La muleta azota contra el suelo y yo por fin puedo descansar mi cuerpo en mi gran cama, abrazo una almohada contento, por fin vuelvo a estar en mi lugar, mi habitación, es el único lugar donde puedo estar tranquilo y en calma, sonará extraño, pero creo que las habitaciones son refugios, en ellas tenemos todo de nosotros, al menos así lo veo.

Observó el techo donde estrellas de neón brillan en la oscuridad de mi habitación, me gustan las estrellas, en la ciudad es imposible verlas, pero cuando viajamos por carretera, lejos de la ciudad es posible verlas, se ven asombrosas.

De la nada alguien llama a mi puerta.

- ¿Alfredo? -.Es la voz inconfundible de mamá- ¿Hijo?

- Adelanté -.Contesto-

Ella abre la puerta y enciende las luces, me mira con una sonrisa y se acerca para abrazarme cómo típicamente lo hace cuando regresamos juntos a casa. Sus abrazos son la muestra de cariño que me hace pensar que al menos le importó a alguien.

- ¿Qué tal tu día?

- Pues normal mamá -.No hay mucho que decir-

- ¿Qué te pasó en el rostro? -.Ella posa delicadamente su mano en mi mejilla-

Mamá siempre trata de evitar frotar mi piel, le causa pánico al ver como se pone roja, seguro piensas que eso me duele, pero no es más que ardor y picazón.
Le cuento todo lo que sucedió en el gimnasio, le preocupa lo paso y trata de convencerme de llevarme a un medico.

- ¿Estás seguro hijo? -.Ella vuelve a preguntar por octava vez-

- Si mamá, estoy bien -.Le sonrió- ¿Qué te parece si te ayudo a cocinar?

- Si eso quieres hijo, vamos pues.

Ella me pasa mi muleta y ambos salimos de mi habitación, me ayuda a bajar las escaleras aunque no lo necesito, mi mamá nunca quiere dejarme subir o bajar las escaleras sólo, debe ser el pánico que sintió al verme caer de niño, pues ella estaba allí.

En fin, mamá y yo nos divertimos mucho preparando espaguetis en la cocina, me agrada pasar tiempo con ella y mi familia, se que soy tímido, pero es solamente con los desconocidos, es extraño, soy complicado y difícil de entender, incluso por mi familia, pero mi vida está bien...

Tú y Yo [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora