Capitulo 3

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Una larga y difícil semana había transcurrido en la cual Satoru moldeo a Yuuji a sus gustos e intereses, utilizando diferentes juguetes sexuales o métodos de tortura física y psicológica.

A pesar de que el albino ya le había hecho de todo al pelirosa en contra de su voluntad, de manera extraordinaria se había logrado controlar para no tomar al chico y follarlo hasta el olvido.

Quería que el menor fuera quien le suplicará a Satoru para que le diera su pene, que le rogara para que lo tomara y que fuera incapaz de pensar en otra cosa que no fuera en sentirse bien gracias al albino.

Su plan hasta el momento iba de maravilla, Itadori respondía bastante bien a los estímulos. Se estremecía con cada toque sobre su piel y gemía con entusiasmo cada vez que Gojo insertaba algún juguete dentro de su agujero.

Al principio se rehusaba con todo lo que tenía pero aunque no lo quisiera Yuuji aprendía bastante rápido, su cuerpo se había vuelto bastante sensible y receptivo al punto en el que respondía positivamente con cada roce por más leve que fuera y no se diga a los azotes o al dolor.

El entrenamiento de Satoru era bastante efectivo, desde el tercer día se comenzaron mostrar resultados favorables. El cuerpo y la mente del chico comenzaban a ceder, ahora cada vez que Yuuji lo veía entrar a la habitación abría sus piernas de manera voluntaria para que el albino lo hiciera sentir bien con sus jugueteos.

Ya ni si quiera era necesario mantenerlo atado para que no escapara ya que el muchacho se había vuelto bastante obediente. Cada vez que lo ataba y amordazaba era más por gusto del albino que por necesidad de retenerlo.

-Yuuji- llama Gojo con voz melosa disfrutando de ver al joven saltar sobre un enorme dildo que estaba unido con un arnés a un gigantesco oso de peluche -sonríe- pide apuntando la cámara de su celular para captar el momento

-Ah Satoru...amo Satoru...se siente tan bien...- decía el pelirosa perdido en su lujuria, sus ojos llorosos y su rostro descompuesto observando directamente a la cámara

-Eso es eres hermoso, lo sabes verdad? Dime a quien perteneces? De quién eres?- Pregunta Gojo sin poder detener la erección que le generaba verlo

-Tuyo...soy tuyo... Te quiero Satoru... Te necesito...- Habla entre sollozos sin dejar de saltar sobre el peluche

-Quieres que te folle Yuuji? Que me entierre muy profundo en tu interior y te abra con mi pene como la zorra que eres?- Cuestiona eufórico al ver al muchacho tan desesperado aferrándose a aquel oso que no lograba satisfacer al chico adecuadamente

-Sí sí sí por favor, lo deseo tanto, te deseo mucho amo Satoru por favor lléname y tómame hasta el olvido, te necesito- Súplica el pelirosa mientras deja escapar gruesas lágrimas de sus hermosos ojos acaramelados y nublados por el deseo

Satoru estaba más que satisfecho con la petición, finalmente vería el fruto de su adiestramiento.

-Si quieres mi polla entonces ven y tómala- Sugiere acomodándose sobre su asiento y abriendo sus piernas

Yuuji no lo pensó dos veces antes de bajarse de la cama y gatear hasta su amo quien lo veía desde arriba con hambre. Itadori bajo la cremallera del pantalón ajeno siendo recibido por la despierta y palpitante erección de Satoru la cual lo golpeó ligeramente en la mejilla.

Con una mano envolvió ese miembro y depósito un beso en la punta antes de meterlo en su boca, Yuuji movía su lengua imitando los movimientos que hacía Gojo cada vez que lo besaba, chupando alrededor del glande y sorbiendo de vez en cuando.

La mano que aún tenía libre la bajo hasta su trasero tanteando su entrada en la cual introdujo tres dedos de golpe removiéndolos como solía hacer su amo cada vez que lo estiraba, sus dedos eran más cortos pero por el momento servirían.

Una delgada línea entre el bien y el malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora