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001. Hogwarts, un nuevo hogar.
Para la pequeña Nereida cumplir 11 años era algo que había estado esperando desde que tuvo uso de razón. Y cuando ese día llego no pudo estar más feliz, ni siquiera le importaba el pastel o la lujosa fiesta que sus padres le organizaban a su hermano Draco y a ella. Importaba que enviaran su carta de Hogwarts, desde que era una infante había presentado sus dotes de magia, como lo eran hacer que las flores volvieran a florecer por más secas que estuvieran, algunas flores crecían de las palmas de sus manos, una vez incluso pudo conversar con su búho familiar y una vez había amarrado a su gemelo al techo con ramas de árbol para poder dormir —Claro que ninguna persona se enteró de esto— por lo cual Nereida estaba segura de que su carta sería enviada, del que tenía miedo era de Draco, presentó su primera señal de magia dos días antes de cumplir 9 y fue hablar con las ratas. Y desde ese día no lo había vuelto a hacer. Lucius Malfoy —padre de los gemelos— le había dicho a su esposa que si Draco no recibía su carta a Hogwarts, le harían creer a Nereida que tampoco y no mandarían a ninguno de sus hijos al colegio de magia. Y Nereida al ser tan curiosa había escuchado toda esta conversación, y desde que había cumplido la edad adecuada para entrar al colegio se levantaba a las 4 de la mañana a esperar aquella carta.
— Sabes que van por orden alfabético ¿Verdad? — le dijo su mellizo platinado sentándose a su lado en las escaleras de madera
— Lo se Draco — resopló la platinada y recargó la cabeza en el hombro de su mellizo— ¿Y si no recibimos nuestra carta?
—¿Estas bromeando? Nereida tienes prácticamente poderes mágicos, revives plantas, hablas con los animales, me ataste a la pared de tu habitación con ramas y estás preocupada por no recibir tu carta. Yo solo he hablado con ratas y una vez en mi vida, yo soy el más probable a no recibir su carta
— Eso es lo que me preocupa— comentó Nereida en una voz tan baja que Draco no la escucho — Y no te amarre a la pared, te amarre al techo — rio divertida Nereida
— Quedaré en Slytherin y seré un prefecto y muy buen jugador de quidditch — saco de la nada el platinado
— Draco, la tía abuela Walburga vuela mejor que tú y está muerta— se burló su melliza — Yo también quiero ser jugadora de quidditch y no se si quiero quedar en sly...
Antes de poder terminar la lechuza familiar tenía dos cartas en su pico, en ellas relucía el símbolo de Hogwarts. Antes de que Nereida pudiera acercarse verificar qué Draco efectivamente tenía una, su gemelo se adelantó y soltó un grito agudo que despertó a todos los integrantes de la casa.
— ¿Que son esos gritos? — preguntó el platinado padre bajando las escaleras con un trapo en su cabeza
— Nereida mi amor ¿Por que gritas si son las 5 de la mañana?
