¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El tercer año estaba por comenzar, Nereida tachaba en una pequeña lista cada cosa que ya había empacado. Fue al baño por su cepillo de dientes mientras se detuvo a acariciar a Keilo, su gato negro. Lo guardo y acomodo perfectamente en la mochila y tacho en el pedazo de hoja. Cerró la mochila como pudo— con algo de ayuda mágica — y se sentó en la orilla de la cama. Estos últimos dos años no habían sido fáciles, Harry Potter la odiaba a muerte, y no era como que le interesaba mucho a quien le caía bien y a quien le caía mal —estaba acostumbrada a que todo el mundo la odiara— Pero esta había pensado y solo imaginado que Harry podría ser diferente, que este hubiera sido amable y no le hubiera dado la espalda en cuanto pudo. Y si su relación con Harry era mala, no había duda de su relación con Ron. Este simplemente la aborrecía con su alma, no podía ni siquiera fingir pues había veces que hablaba mal de ella aún estando ella delante suyo —siendo causante de muchas lágrimas nocturnas— Sus únicos dos amigos leales eran Cameron y Hermione, esta era su única amiga en su casa pues todos los demás le volteaban la mirada, le hacían travesuras o simplemente la dejaban de lado. Y Cameron siendo un buen hufflepuff sabía que no podía dejar a su mejor amiga sola en esta mierda de escuela como aveces le gustaba llamarle.
—¡Nereida!— entró gritando Draco lleno de asombro — No sabes quien se escapó de Azkaban
—¿Bellatrix?— preguntó la rubia refiriéndose a su tía
—¡no! Alguien mucho mejor —le estiro el pedazo de hoja a su hermana y esta quedando helada —¡Sirius Black, Ner! Sirius Black ha escapado de azkaban
Nereida miro con confusión a su hermano y le arrebató la hoja que llevaba en sus manos para leer lo que contenía aquel pequeña hoja.
"¿Has visto a este este mago?" Junto con la foto de Sirius Black se sinceramente daba escalofríos, se miraba bastante cansado, ojeras pronunciadas y sus dientes se notaban descuidados, el pelo se miraba largo y grasoso como el de Snape. Pero en sus ojos no se miraba maldad, no se miraba algo mal dentro de él se miraba tristeza —esta se notaba aún siendo una foto—
—Dame eso— dijo su mellizo arrebatándolo y escondiéndolo en un cajón cuando escucho a su padre acercarse a la habitación
La puerta de la habitación de Nereida fue abierta y en el marco estaba Lucius Malfoy con su mirada prefijada en su "adorada" Nereida
— Draco, fuera. — ordenó su hermano y sin decir alguna palabra salió corriendo de ahí.
—¿Sucede algo papá?...— pregunto la rubia
Sintió el jalón de antebrazo de su papá obligándola a verla para ver su mirada llena de enojo
—¿Gryffindor? ¿LLEVAS DOS AÑOS EN GRYFFINDOR Y ME ESTABAS HACIENDO CREER QUE ERAS UNA SLYTHERIN? — gritó Lucius para tirarla al piso en seco
Las lágrimas empezaban a salir de los ojos de Nereida, no sabía como su padre se había enterado. Se suponía que Nereida, Narcissa y Draco habían hecho un juramento inquebrantable para que ninguno confesara ante Lucius que la rubia era gryffindor y evitar una escena cómo está.
