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Michael:

Apenas le estaba prestando atención al libro que tenía en las manos. Me había venido a la habitación de los niños para vigilarlos. Ellos dormían profundamente. James estaba boca arriba con la mano izquierda debajo de la cabeza. Ziah se abrazaba al costado izquierdo de su mellizo.

     Me levanté de la silla y besé sus mejillas. Los miré antes de salir.

     Caminé a mi habitación y cogí el móvil. No conocía el número.

— ¿Michael? —La voz era de una mujer y sonaba muy alterada—. ¿Eres Michael? Por favor, es por Caroline.

— ¿Dónde coño está?

— ¡Tienes que venir! ¡Se ha vuelto loco! ¡¡¡La va a matar!!!

     Salté de la cama vociferando toda clase de maldiciones. Rebusqué en la caja fuerte en la que guardaba las armas de mayor precisión junto con balas de punta hueca. Miré debajo de mi cama en el espacio en el que guardaba la recotada de gran calibre.

     Me crucé con Noah en las escaleras. Ellos me observaban extrañados por el estallido. Recuerdo que les dije algo sobre Ulises y que le estaba haciendo daño a Caroline. Creo recordar que enfaticé mi intención de matarlo.

Caroline:

     Desde que lo había dejado con Ulises había ganado mucho en seguridad. Era mi propio proceso, aunque Michael hubiera contribuido un poco.

     Hasta que lo dejé nunca me planteé el motivo que llevaba a una persona, independientemente del modo en que se identifique, a aguantar que se le tratara mal. En mi caso, lo toleré por mi hija. Miré para otro lado solo por ella, sin llegar a ser consciente de todo el mal que le hacía su propio padre.

     Mi Noah fue todo el aliciente que necesité para abrir mis alas y enfrentarme al mundo yo sola. Y ese exceso de valentía me llevó a este momento.

     Con cada golpe que él me daba oía las voces cada vez más lejos. Mi cerebro hacía rato que había desconectado y ya no sentía más aumento en la intensidad del dolor. Veía a la cantidad de curiosos pendientes de la paliza que me estaba dando sin atreverse a intervenir y solo sentí pensa por ellos. Mi amiga intentaba que me soltara sin mucho éxito. No dejó de intentarlo a pesar de los fuertes empujones que recibió. Ella gritaba y lo golpeaba con rabia. Mi amiga moriría antes que dejarme a mi suerte.

     En un momento dado fui consciente del gran cuerpo que se abalanzó contra nosotros. Alguien me sujetó antes de que cayera. Era grande y fuerte. Esa persona me llevó aparte. Sentí la suavidad del asiento del coche.

— ¿Caroline? —Escuché la voz profunda y pausada—. Necesito que mires aquí, por favor.

     Supuse que se trataba de Steelo haciéndome un chequeo rápido. El haz de luz de su linterna me lastimó los ojos pero, traté de seguirlo.

Mommy's little manDonde viven las historias. Descúbrelo ahora