Gaara no sabia que hacer ni como actuar ante lo que estaba haciendo Lee, solo podía sentir esa leve presión en sus labios que no lo dejaba razonar sintiendo como una enorme calidez se apoderaba por primera vez en todo su cuerpo.
Quería quitárselo de encima y matarlo como Shukaku se lo estaba implorando pero también otra parte de él que no conocía le pedía a gritos que no lo apartara de su lado. El pelirrojo sin siquiera percatarse fue cerrando sus ojos dejándose llevar por el momento, podía sentir el suave roce de sus finos labios chocar con calma los suyos.
A como van pasando los segundos el pelinegro se apoya más contra Gaara sin darle oportunidad a que escape, sus labios comienzan a moverse con más urgencia y ansiedad, la lengua de Lee trata de introducirse en la cavidad bucal del pelirrojo. Gaara al darse cuenta de sus intenciones se tensa y trata de alejarlo de él sin embargo el pelinegro hace aplica más fuerza en su agarre impidiéndole que se vaya.
Lee sigue besandolo con más fiereza hasta que logra introducir su lengua, Gaara sin saber que hacer trata de seguir los movimientos del pelinegro hasta que ambas lenguas se compenetran a la perfección iniciando así una lucha por ver quién domina a quien. Ambos sienten el palpitar acelerado de sus corazones así como sus respiraciones se vuelven irregular.
Las manos del pelinegro no pueden quedarse quietas así que suben suavemente hasta posicionarse en el blanquecino cuello de Gaara haciendo una leve presión haciendo que de la boca del pelirrojo saliera un leve gemido. Pero como todo lo bueno tiene que terminar Lee se aparta muy a su pesar de él para que sus pulmones se llenen de aire.
Ambos chicos respiran agitadamente mientras que sus mejillas están cubiertas por un suave rubor. Gaara levanta su rostro conectando su mirada con la de él, sus miradas son tan profundas que en ese momento pareciera que no existía nadie mas que ellos dos.
Parecía como si los minutos se hubieran detenido para ellos dos, por una lado Gaara trataba de entender todo ese manojo de sentimientos que lo embargaban en ese preciso momento y Lee no quería apartarse de su lado.
-Tengo que irme.
Dijo Gaara seriamente apartando la mirada de Lee. Tenía que concentrarse en su misión no podía volver a descuidarse de esa manera, él era un monstruo que sólo servía para esparcir el miedo en cualquier aldea, servía para matar y ver rodar sangre por cada calle que pasará. Él ya tenía un objetivo y ese era acabar con la aldea de la hoja cueste lo que cueste.
Sin mirarlo emprendió camino pero fue de nueva cuenta detenido.
-Espera, Gaara en verdad no se cual es tu objetivo aquí en la aldea, pero solo quiero decirte que tus ojos no pueden engañarme se que estas sufriendo y mucho.
-¡Y tu que puedes saber lo que me pasa! ¡A nadie le interesa en lo más mínimo porque deberia de importarte a ti déjame de provocarme! O es que ¿Acaso quieres que te termine de matar?
Gritó con fiereza el pelirrojo alzando su mano para que la arena comenzará a rodear a Lee, sin embargo este ni se inmutó.
-Lo que menos quiero es provocarte, si te lo digo es porque me importas y mucho ¡A caso no lo ves!
Respondió el pelinegro acercándose más a él. Gaara soltó una sonora carcajada que descolocó un poco a Lee.
-Y porque yo te importaría si apenas me conoces... No sabes absolutamente nada de mi o que ¿Ya se te olvidó todo lo que te hice? Por mi culpa no puedes luchar, por mi culpa tal vez tus días como genin se terminaron para siempre ¡Deberías de odiarme, porque no lo haces!
Exclamó Gaara dedicándole una mirada fría y hasta algo aterradora al pelinegro.
-A pesar de todo eso, mi corazón no puede odiarte y sabes porque.