El segundo día fue peor.
El tercero también.
Pero el cuarto día de clases tuvo destellos de luz pues al final del pasillo te ví.
Venías vestido de negro, tu cabello azabache estaba desordenado y tu cara lucía apagada.
Estabas más alto e incluso más delgado. Quise acercarme pero por primera vez en mi vida decidí ignorar mis impulsos.
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Acumulando Sonrisas.
RomanceMi corazón y el tuyo son dos barcos navegando a la par, las mareas nos dividen pero el puerto nos vuelve a unir. El era ese deseo que se pide sin pensar, esa tentación que está a la vista. Y bueno, yo no pienso lo que pido y vivo para pecar.