¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Rosalía Álvarez era una total desconocida en el mundo de su hermano, agradecía eso, su hermano mayor la amaba tanto que no quería mostrarla porque sabía lo pesados que podían ser las personas de ese mundo en donde el era una gran parte.
La chica de cabellos oscuros y ojos de color café claro era una increíble bailarina y gimnasta, su pasión desde pequeña y tanto su padre, su madre y hermanos la habían apoyado.
Muchas medallas, trofeos de primer lugar y ¡pum! hace un año le habían diagnosticado diabetes tipo uno (diabetes juvenil). La cuál se caracterizaba por la falta de producción de insulina en el organismo, el páncreas no producía o casi muy poco la insulina, ya que esta es la hormona necesaria para que el azúcar ingrese a las células para producir energía.
Le había caído como un balde de agua fría aquella enfermedad que ahora padecía, desde el cansancio excesivo que sufría, el hambre gigante que le daba y aún así no aumentaba de peso, adelgazando y todo por la diabetes juvenil.
Supo como mantener su vida, con la insulina partiendo un rol importante, inyectandose esta cada cierto tiempo.
Por otro lado, Rosalía venía llegando de su práctica de ese día, la pelinegra cargaba en uniforme de la academia que en resumidas cuentas parecía una porrista, pero la ropa era lo suficientemente cómoda para hacer todos esos movimientos.
Había tenido un apartamento en madrid pero debido a la diabetes su hermano fue el primero en decir que viviera junto a él y su pareja.
Amaba a su hermano y amaba a Sara como su hermana pero aveces la agobiaba su excesiva preocupación, sabía que iba a tener complicaciones a futuro pero trataba de llevar su vida con la mejor cara.
En ese instante estaba pasándose por la cocina buscando algo de beber, escuchando los gritos de su hermano que seguro estaba en stream y algunos chillidos de Sara que estaba en directo igual.
Por los sonidos detecto que no estaban jugando juntos, Auron insultaba a sus amigos mientras que biyin hablaba con su chat.
—¡CUANDO ACEPTÉ VIVIR AQUI NO QUERIA ESCUCHAR SUS PESADOS GRITOS! —grito sabiendo que no sería escuchada.
—¡TE HE ESCUCHADO! ¡ SUBE SI TIENES COJONES!
Rosa dejó su vaso en la encimera antes de subir trotando las escaleras, tardó un poco porque eran muchas, al llegar abrió la puerta y encontró el set up en una mitad de los 80mts que tenía esa habitación.
—Raúl, me cago en todos tus muertos.
El nombrado burlón se museo antes de responder.— ¡Si te cagas en mis muertos, te cagas en los tuyos. Boba!
Ella rodó los ojos con una sonrisa.—¿Cuándo acabas stream? tengo hambre y tienes que alimentarme.
—En menos de una hora.—respondió.— Estoy insultandome con gente de menos de 30.
