♡》Una efímera noche《♡

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Era una apacible tarde en el Gran Santuario Narukami. Los pájaros cantaban de alegría, los kitsune dormían tranquilamente a los pies del cerezo sagrado y las Miko limpiaban y ordenaban el lugar después de un ocupado día de trabajo. la Suma Sacerdotisa disfrutaba contemplando la bella vista que tenía alrededor con un buen sake cuando un forastero de cabello rubio y su acompañante de pelo plateado pusieron pie en la entrada del santuario.

-¡Yae!- Exclamó la pequeña hada de cabellos plateados, mientras se acercaba flotando.

-Necesitamos tu ayuda con algo urgente...- Señaló el rubio, con una notable preocupación en su rostro.

-Vaya, vaya, pero que tenemos aquí. Hace tiempo que no me visitaban... Qué crueles....Solo me buscan cuando necesitan algo...- habló la Suma Sacerdotisa, fingiendo lastima y tristeza exagerada.

-¿¡Qué!? ¡Eso no es verdad!- Respondió la pequeña hada parlante, alterada.

-Tranquila Paimon, no te alteres, solo lo dice para molestarnos - Contesto el rubio dándole golpecitos en la cabeza a su acompañante.

-Así que...¿Cuál es el problema? ¿o vinieron a verme porque me extrañaban? Qué adorables...- Dijo la kitsune, con un tono claramente sarcástico y soltando unas pequeñas risitas burlonas al terminar de hablar.

-¿¡Q-Que!? C-Cómo sea... Directo al grano, ¡Ei esta en problemas!- Pronunció desesperada la pequeña hada flotante.

-¿Hm?- Se exaltó la kitsune. Sus orejas se inclinaron por la impresión- Ei...Mejor cuéntenme el problema desde el inicio y como creen que podría ayudar- Habló la Suma Sacerdotisa, intentando ocultar su preocupación.

-Verás....- Empezó Paimon, relatando lo sucedido a la kitsune.

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-hmm...Ya veo. Debemos apresurarnos entonces, puesto que la Shogun es bastante poderosa, y quién sabe qué esta ocurriendo en ese lugar. De todos modos tenemos tiempo, puesto que aún puedo sentir la energía de mi diosa adentro, pero no sé con seguridad qué es lo que pasará si no actuamos pronto, así que mejor vamos, pero después me tendrán que pagar con algo a mi elección...Jeje- Dijo la Sacerdotisa, con un tono burlezco.

-Si, si, te pagaremos, pero primero debes ayudarnos- Afirmó la comida de emergencia.

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[Y así el Viajero y Paimon guiaron a la kitsune al lugar en el que la puerta hacia el plano de la consciencia de Makoto se encontraba]

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-Mm...Ya veo....- Susurró Yae Miko, pensativa.

-¿Qué tienes en mente?- Le preguntó Paimon, curiosa.

-Puedo sentir la esencia de Ei ahí dentro, pero no sé el lugar específico en el que se encuentra. Viajero, tendrás que entrar tú y concentrarte en tu más anhelado deseo para atravesar el plano a salvo y llegar a ellas. Si no lo logras...podrías perderte, así que debes concentrarte al máximo para que aquello no pase- Comentó la Sacerdotisa, consternada por la situación.

-P-Pero- Tartamudeo Paimon, preocupada.

-No te preocupes Paimon, estaré bien, mejor espera aquí con Yae a que vuelva- La consoló el viajero.

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