Capítulo 4.

1.4K 165 48
                                    

"Por favor no juegues conmigo, mira que he venido inocentemente a enamorarme de ti".

Andrés Ixtepan.

JISOO.

La sorpresa fue tanta que no pude apartarme de ella inmediatamente, mis manos quedaron en el aire y mis ojos cerrados con fuerza.

Rosé presionaba sus labios con los míos, y con su lengua hizo todo lo posible por separar mis labios cosa que no logró porque antes de que pudiera, reaccioné y la empujé con fuerza. Buscaba calmar mi respiración, mi mirada se tranformó, estaba encolerizada. No digo que no sentí cosas con eso, es que ni fue un beso, fue un toque de labios.

—¿Qué carajos crees que haces? —espeté.

—Besarte, ¿no es obvio?

—Eso lo sé, idiota, lo que digo es que ¿por qué me besaste?

—Porque me gustas, Jisoo —dijo sin pelos en la lengua—. Me gustas y tu eres tan ciega que no te das cuenta.

—¿Te estás escuchando? ¡estoy casada, por Dios!

—No eres feliz.

<<Respira, Jisoo, respira>>.

Me eché el pelo hacia atrás, —Mira, no sé que tramas, no sé que quieres, no sé que diablos planeas, pero esto —nos señalé—. Jamás puede volver a ocurrir.

—Esto ni siquiera fue un beso.

Resoplé, —Pero tú eres todo un caso, Roseanne. No puedo con esto, no puedo.

—¿Eres feliz?

—¡Sí, por supuesto que lo soy! —vociferé.

—Mientes.

—¿Por que estas tan segura? soy feliz, amo a mi esposo y amo a mi hijo. Y no soy lesbiana.

Antes de que me pudiera escapar de la cocina, Rosé me volvió a tomar del brazo y me jaló hacia su cuerpo. Echamos hacia atrás hasta que estuve pegada de una pared y su boca cayó sobre la mía como rayo para evitar que yo me escapara.

Mi cuerpo reaccionaba al suyo, de las plantas de mis pies subía un calor indiscutible. Sentía la sensación de libertad, una sensación nueva y que recién estaba experimentando; mis manos tomaron vida propia y fueron a parar a su nuca.

Jadeé cuando separó mis labios y mordió el inferior. Aprovechó aquello y metió su lengua en mi boca. Quería evitarlo, quería evadir esto, pero mi cuerpo estaba en contra de todo, y sentir sus manos y sentirme deseada de la manera en la que lo estaba haciendo, se sentía tan malditamente bien.

La sensación de sentirme querida otra vez después de tanto tiempo, una en la que su mano fue bajando de mi cintura a mis caderas y pegarme más a su cuerpo; parecía no querer tener espacio entre nosotros, nuestras bocas danzaban, fuerte y deseosas con nuestros cuerpos calientes y un una fogosidad la cual no se apagaba.

Rosé me besaba como nadie, me besaba como si me quisiera a tan solo días. Me besaba como si no quisiera dejarme ir. Metió su rodilla entre mis piernas y presionó en aquella zona erógena. Me arquee y separé un poco de sus labios para tomar el aire.

—Rosé...

—Chisss... no me límites —tomó mi rostro entre sus manos—. No me separes.

—Espera... por favor... aquí no —rogué.

Bajó sus labios a mi cuello y chupó. Apreté su cabello y la separé para que volviera a mi boca, no estaba en mi casa, estaba enla casa de Jennie y cualquiera de ellas dos podría entrar. Así que tuve que tomar el valor y la fuerza de voluntad -aunque no quería- y alejé a Rosé para hablar.

—Aquí no podemos.

—Entonces dime un lugar o yo te digo uno —habló contra mis labios.

—No puedo, entiéndeme —gimoteé.

—Sí que podemos, mírame —así lo hice, sus labios estaban hinchados, sus ojos escondían deseo—. Te mandaré una dirección, no me falles Jisoo, si no vas entenderé que no lo quieres.

Debo estar volviéndome loca para estar haciendo esto, debo estar volviéndome loca si voy a ese lugar. Rosé no se veía con el deseo de separarse de mí; sus labios se sentían tan bien, como los de nadie. Sus ojos me perdían, no sé lo que tenía pero a pesar de sentirme condenada me sentía amarrada y no debía.

Se fue separando no sin antes dejar un casto beso en mis labios, los remojé y mordí con fuerza. Me había dejado con las ganas, por mi cuerpo pasaba una ola de placer indisctutible. Pero a pesar de que yo estaba agitada y deseosa, ella se veía normal. Hasta sonrió como si nada.

Me quedé pegada de la pared, preguntándome si esto estaba bien, si era lo que realmente quería. Rosé llegó para hacerme cuestionar todo.

ROSÉ.

—¿Qué miras? —pregunté a Lisa.

—Rosé... no me la quiero dar de tu madre, pero esto que haces no está bien.

—¿Y que estoy haciendo según tú? —me crucé de brazos—. No veo un cártel que diga que está prohibido.

—¿Qué diablos te ha pasado? pensé que eras más racional, por Dios, Rosé. Una mujer mayor no tiene nada de malo, pero ¿con esposo e hijo? —mencionó con severidad.

—Tú te metiste con Jennie y yo en ningún momento puse peros no veo porque tienes que hacerlo tú ahora conmigo —ataqué.

Apretó los dientes, —A diferencia de ti yo no me metí con una mujer casada. Jennie siempre estuvo soltera, no compares.

—No es feliz, Lisa.

—Está bien, puede que no sea feliz, pero no quiero que seas tú la que termine de destruir aquel matrimonio. ¿Qué no te das cuenta que si llega a pasar eres tú quien tendrá toda la culpa? —abrió los brazos—. Sé que no es nada, sé que para ti esto es solo una más...

—¡No es una más, tú no sabes lo que yo siento! —grité.

—¡Pues no es amor!

—¡No puedes decir eso!

—¡Por Dios, Rosé, entiéndeme, me preocupo!

—¡No te andes preocupando tanto y déjame en paz! —acoté.

Ambas guardamos silencio, esperando que el ambiente se relajara. Lisa tomó una bocanada de aire y yo cerré mis ojos unos segundos, relajando no sólo mi cuerpo sino también mi mente.

Sabía que sólo se preocupaba por mí, no podía condenarla por eso.

—Perdón —habló—. No es de mi incumbencia, sólo que no quiero que ni tú ni ella sufran.

—Perdóname tú a mí, no debí ponerte en esa situación y sé que al final te sientes culpable.

—¿Mejores amigas otra vez? —sonreí.

—Nunca dejamos de serlo, Lalisa.

—Pero siempre quise decir eso.

—Tonta. Todo va a estar bien, nadie saldrá herido.

***

Caminé a paso seguro hasta la recepción del hotel, pedí una habitación amablemente a la chica y subí. Cuando entré los nervios me embargaron, era una habitación amplia y bastante cómoda, elegí la más cara. Tenía un balcón, una cama matrimonia, una sala aparte y muchas otras cosas. Colores neutrales. Era poca la luz que entraba si las cortinas estaban cerradas.

Dejé mi celular de lado luego de mandarle la dirección a Jisoo, la cual ni siquiera estoy segura de que haya visto el mensaje. Me senté en la cama y me llevé la mano a la cabeza.

Debo estar loca para estar haciendo esto, es la primera vez, y juro que jamás me sentí tan segura e insegura al mismo tiempo.

Cuando escuché la puerta, me puse de pie a las carreras y abrí esta, una sonrisa tímida se formó en mis labios.

—Viniste —susurré.

Tocaste Tarde A Mi Puerta. (Chaesoo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora