Capítulo 9.

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"No me importa si soy un poeta o no. Siempre valdrá la pena escribir sobre usted".

Ron Israel.

ROSÉ.

—¿En serio no está? mira que no quiero...

Jisoo sonriendo me toma del brazo y me entra a la casa.

—¿Ahora tienes miedo? —me besó con fuerza, aproveché para tomarla de la cintura—. Todavía son las ocho de la noche, hoy llega tarde.

—¿Y Marcus?

—En la habitación.

—¿Puedo ir a verlo?

—Por supuesto, adelante.

Subí las escaleras hasta el segundo piso de la casa de Jisoo, y entré a una habitación la cual tenía diseños por fuera y supuse que era de ella. Cuando la abrí me encontré a Marcus jugando con sus caritos. Era sólo una habitación con sus juguetes. Sonreí desde la puerta.

Nunca fui fanática de los niños, pero tampoco me desagradaban.

—Hola, Marcus —el pequeño miró mi dirección. Se parecía demasiado a Jisoo—. ¿Cómo estás?

Este no dijo nada, parecía un poco asustada. Me fui acercando de a poco, y cuando el no se alejó tuve una bonita sensación. Me arrodillé frente a él.

—Hola —me saludó con su tierna voz.

—La otra vez no te pude saludar como se debe ni presentarme —le tendí mi mano—. Me llamo Rosé.

Este con timidez tomó mi mano.

—¿Juegas conmigo?

—Yo... sí, por supuesto —me senté—. ¿Que jugabas?

Se paró en busca de algo y trajo un casco espacial en sus manos.

—Tienes que ponerte esto —poco se le entendía pero comparado con otros niños, hablaba claro—. Y esto —me entregó una espada—. Es para luchar con el dragón.

—¿Dragón? ¿a quién hay que salvar?

—A... —señaló hacia la puerta—. La princesa.

Jisoo estaba ahí, con un corona y una hermosa sonrisa.

—Pues tú y yo —me puse en cuclillas—. Salváremos a la hermosa princesa.

Chocamos puños. Marcus parecía feliz, se notaba diferente a las demás veces que lo vi.

Y así pasamos la noche, divirtiéndonos y cocinando. Marcus se veía feli y Jisoo también, y nunca me sentí tan en familia como hoy.

Le tomé envidia a León, mucha envidia, tenía una familia envidiable con una mujer hermosa y un hijo espectacular y no lo sabía valorar. Y no tenía porqué tenerle envidia, porque no valoraba lo que muchos anhelaban. Entre esos muchos me encontraba yo.

***

—Ya va siendo hora de dormir, ya te dimos una ducha...

—¿Se dio o nos dimos nosotras? —me señalé. Estaba empapada.

—Bueno, ya nos dimos una ducha —rió Jisoo.

—Mamá —llamó Marcus—. Quiero estar con Rosé, ¿puedo?

Rasqué la parte de atrás de mi cabeza, Jisoo pareció pensárselo, pero al no encontrar que tuviera nada de malo, me dejó a solas con Marcus. Lo acosté y cubrí, este me pidió que me quedara con él un poco. Me senté a su lado en la cama.

Tocaste Tarde A Mi Puerta. (Chaesoo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora