Capítulo 19.

1.1K 144 56
                                    

"A veces también se me acaban las sonrisas para ti, a veces también se me acaban las ganas de escribirte. Pero te quiero, ojalá lo entiendas, siempre te quiero, pero a veces mis abrazos no tienen calor y mi boca no sabe que decir, pero te quiero, siempre te quiero, cuando no te convengo, cuando no me soportas, cuando te odio, te quiero".

Alejandra Pizarnik.

ROSÉ.

Un Año.

Para ser sincera, no me esperé estar en un Bar a eso de las nueve de la noche compartiendo con Yuna y hablando de temas pasados. Me esperé de todo menos eso, dado que jamás esperé encontrarme con ella otra vez. Pero la vida daba muchas vueltas.

—No es por meterme ni hacerte del mar tercio, pero creo que no estaría mal que experimentaras por otros lados —sugirió.

Enarqué una ceja, curiosa, —¿Por otros lados? ¿qué quieres decir con eso?

Sonrió con picardía, —¿No crees que centrarte en una sola persona a veces nos perjudica? debes buscar nuevos horizontes.

—¿Me estás invitando a coger contigo? —fui directa, con Yuna no me molestaba, la chica estos últimos días me había estado mostrando etapas y funciones de su vida; era atractiva y no me engañaría, Jisoo era una mujer que me volvía loca pero Yuna no se quedaba atrás. Su manera de pensar era atractiva.

—¿Quieres? —ladeó una sonrisa.

—No sé que esperamos.

Eso fue lo que pasó horas antes. Ahora estaba aquí, en la cama con Yuna, ella durmiendo a mi lado y yo preguntándome el porqué me había dejado llevar y peor aun, porque me había sentido tan bien. Hoy cumplía un año, un año de conocer a Jisoo, y lo sentía lejos. Su cumpleaños fue hace poco y siento que fue hace meses.

No pude disfrutarlo como quería con ella, por obvias razones. Su esposo le armó una cena y ella pareció disfrutar más eso, que mi compañía. Y más que sentirme celosa, me sentía utilizada. Pero no paraba de sentirme atraída hacia ella. Su manera de ser, de pensar, me sentía muy enamorada de ella.

Me senté en la cama, tomé aire y me empecé a vestir. Escribí una nota y la puse en la almohada del hotel. Dejé un beso en sus labios con cuidado y salí de aquella habitación, no me sentía arrepentida, pero tampoco debí hacer aquello y lo tenía muy claro. Me subí a mi coche y conduje en silencio hasta detenerme en la playa que compartí con Jisoo, en la misma locación.

—¿Qué tengo que hacer? —pregunté al agua o quizá a la luna, no supe con exactitud a cual de las dos.

Dejarla no era una opción que pasara por mi mente; pero ahora mismo debe estar en una cena con su esposo, disfrutando de un buen vino mientras yo me estoy cuestionando todo aquí. Y por más que quisiera esto me estaba matando. Me había enamorado de Jisoo, y no había marcha atrás. Estaba muy loca por lo que iba a hacer, pero no me importa nada.

Fui hacia mi coche y conduje hasta quedarme a una calle de la de Jisoo. Fui por la parte de atrás de su casa, y aproveché que su habitación tenía un balcón mucho más pequeño, pero al final del día un balcón. Revisé a los alrededores y tomé una escalera que había cerca y la puse con cuidado. Me fui subiendo de a poco.

Tomé una pequeña piedra que había ahí y la lancé a su ventana. Lo hice una dos o tres veces, y cuando la ventana al fin se abrió, Jisoo salió colocándose una bata de dormir. Sonreí y esta ocultó una tonta sonrisa.

—¡Dios mío, ¿que haces aquí, Rosé!? —exclamó, se acercó y miró hacia abajo—. Estás loca, te puedes caer.

—Escápate conmigo —pedí.

Esta abrió los ojos como platos, —Estás demente, ¿a dónde iríamos?

—A hacer el amor bajo las estrellas, a darnos la mejor noche de nuestras vida —la tomé por el brazo como pude ya que todavía me encontraba en las escaleras, choqué nuestros labios—. ¿Qué dices? ¿acepta usted escaparse conmigo, mi julieta?

Miró hacia atrás y corrió a ponerse unas sandalias, cerró la ventana y bajó conmigo por las escaleras. Las quite poniéndolas a un lado, la tomé de la mano y la llevé a mi coche. Abrí la puerta de mi coche y dejé que entrara en el lado del copiloto.

Rió cuando estuvimos dentro del coche, —¿Qué haremos esta noche?

—Mmmh... ¿querernos? déjame robarte por esta noche, déjame sentirte mía, Jisoo.

Se quedó en silencio, tomé eso como una respuesta afirmativa. No me detuve hasta que estuvimos nuevamente en aquella playa. Quité la capota.

—¿Por qué nunca me enteré de que tu coche era descapotable?

—Nunca te tomaste el tiempo de echarle un vistazo —eché los dos asientos hacia atrás—. Hoy quiero —la tomé de la mano—. Sellar un pacto contigo.

—¿Qué tipo de pacto?

—Que el día que no quieras seguir con esto, lo dejarás y no jugarás a dos bandos Jisoo, no serás de las que tienen miedo a perder a una de las dos personas y por lo mismo tanto; prefiere ocultarle al otro como va su relación. Dime como va tu relación con León —solicité que me dijera.

Más allá de lo que me fuera a decir, quería estar enterrada, quizá lo nuestro no era para siempre, pero sentía que era la historia mas bonita de toda mi vida.

—Va bien, mejor que antes y estoy sorprendida, no lo esperé —confesó—. Ahora que me pongo a pensarlo, va demasiado bien.

Y eso sí que dolió.

—Me pone feliz eso. Me pone feliz ver como toda tu vida está tomando ese eje otra vez, Jisoo.

No era hipcresía. Nada que tuviera que ver con su felicidad iba a salir hipócritamente de mi boca.

Mis días con ellas no eran mucho, pero quería que fueran para toda la vida. Cosa que no se iba a poder.

—Y me siento tan falsa —dejó su cabeza caer hacia atrás—. Estoy aquí contigo, y mi esposo está allá. Es una montaña rusa de emociones extrañas...

—No me amas —afirmé con la mirada al frente—. No lo haces, Jisoo. Por mí sientes atracción, sí nos gustamos, pero de nada sirve cuando al que amas es a tu esposo. Y yo estoy aquí, como una idiota pero no creas que te estoy juzgando, no, porque todo es con voluntad propia. Porque yo sí estoy enamorada de ti —sequé una lágrima traicionera—. Pero es así, ¿no? no siempre la correspondencía llega al correo correcto —me mofé—. Pero no me dejo de preguntar si fuese al revés, ¿que hubiera pasado si tu estuvieras enamorada de mí?

—Me estaría volviendo más loca.

—Querer a alguien que puedes tener físicamente pero no mental ni sentimentalmente, duele. Quería hacer el amor contigo, pero ya lo estoy haciendo.

—¿Cómo?

—Hacer el amor no es sólo quitarse la ropa y lanzar gemidos Jisoo —tomé su mano entre las mías—. Quiero hacer el amor contigo mirando las estrellas, pero todo metafóricamente. Te hago el amor en mi corazón y te hago el amor con los ojos. No me rompiste el corazón, puedes estar tranquila; me lo he roto yo misma.

Hay un amor que sólo llega una vez en la vida, uno que arrasa con todo lo que alguna vez creíste sano. Un amor que no llega con calma, un amor fugaz pero al mismo tiempo eterno, se pasa volando por tu vida pero se queda en tu corazón. A esos tipos de amores les llamo: el meteorito que cambio por amor, y se convirtió en una estrella fugaz. ¿Por qué? porque creí que se clavaría y se quedaría, pero en vez de eso, me enamoró y el deseo no me lo cumplió.

Tocaste Tarde A Mi Puerta. (Chaesoo).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora