𝘑𝘶𝘥𝘢𝘴- 𝘛𝘰𝘫𝘪 𝘍𝘶𝘴𝘩𝘪𝘨𝘶𝘳𝘰

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Lady Gaga - G.U.Y.

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¿Qué era peor que enfrentarse a miles de hombres enfurecidos? Exacto. Era presenciar la furia de una mujer.

Hitomi Gojo, conocida en muchas ocasiones como la Virgen María de los Gojo, había sido criada bajo estrictos estándares y reglas. Desde muy temprana edad, fue apartada de sus padres para cumplir con los planes trazados por los Gojo: convertirse en la esposa ideal y en la fábrica de bebés perfectos.

Sin embargo, esos planes se vieron truncados por un momento de placer y diversión, precisamente arruinados por otro hombre.

Si hubiera sido hombre, las cosas podrían haber sido diferentes. Quizás la habrían perdonado, o incluso la habrían elogiado. Pero al portar una vagina, tenía que soportar cómo todo el clan exigía a gritos su cabeza.

Lo peor de todo era la sensación de depender de otro hombre para ser salvada.

No tenía nada en contra de Satoru; era un ser encantador con ella. Pero... ¿Por qué debía permitir que él acaparara todo el protagonismo en su vida? Después de todo, ella era perfectamente capaz de manejar la situación. ¿Un corazón roto? Eso no era un obstáculo para ella, no cuando se amaba a sí misma y a su propio ego más que a nada.

No derramaría una sola lágrima por un hombre... especialmente no por un traidor vividor como Toji.

Llorar por Toji... Ni siquiera se lo plantearía. No le daría el placer de verla quebrantada.

Mientras seguía cepillando su largo, perfecto y reluciente cabello blanco frente al espejo, una sonrisa se dibujaba en su rostro, a pesar de que sus ojos aún estaban enrojecidos por las lágrimas derramadas esa noche. Pero eso no importaba; lo crucial era mantener el control de la situación.

Después de todo, la pureza, la castidad y todas esas ilusiones ya habían dejado de existir hace mucho tiempo.

En otra parte de la casa, Toji Zen'in permanecía encerrado en una habitación desde el día anterior. A pesar de tener a su disposición el dinero ganado y la satisfacción de haber dejado a Hitomi en una situación incómoda, no podía disfrutar de nada de eso. En realidad, ansiaba salir de allí para escapar de los remordimientos que lo acosaban. Sabía que hundirse en pensamientos culpables no resolvería sus celos, especialmente después de presenciar cómo Satoru había entrado en escena para rescatar a Hitomi. Verlo cargarla en brazos y protegerla de los viejos pervertidos con mentes cerradas solo intensificaba su malestar.

Quizás, solo quizás, su inconsciente le estaba jugando una mala pasada. En el fondo, habría deseado ser él quien rescatara a Hitomi, quien la llevara lejos del clan incluso. Sin embargo, se negaba a aceptar tales pensamientos. Toji Zen'in no se mezclaba con el amor, y mucho menos con una mujer como ella.

¿Realmente el dinero era tan importante como para desbaratar sus anhelos de ser escuchada algún día? Porque eso era todo lo que Hitomi buscaba: no tenía malas intenciones ni ambiciones egoístas.

¿Por qué se atormentaba con esos pensamientos? Debía enfocarse en los beneficios que obtendría al convertirse en dueño de una parte de los Zen'in. Pero no podía evitar preguntarse cómo estaría ella.

Pasaron probablemente dos días en esa habitación vacía, pero su mente estaba llena de dudas y tormentos.

Después de tres largos días, Toji Zen'in finalmente fue liberado de aquel confinamiento que parecía haber dilatado el tiempo en una especie de limbo tortuoso. Sin embargo, mientras Toji se encontraba atrapado en sus propios pensamientos y remordimientos, ¿qué había sucedido con los Gojo durante ese período de tiempo?