✩𝐂𝐚𝐩. 1✩

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12 de junio, 2943

—No me vas a hacer daño.

—No quiero pegarte —me cruzo de brazos.

—Joder... —Kaden suelta un suspiro cansado mientras echa la cabeza hacia atrás, perdiendo la paciencia —. Qué cabezota eres.

Lo miro con mala cara.

—Perdón por no querer pegarte —pongo los ojos en blanco.

—No pidas disculpas y haz algo.

—¡Qué no!

—Dios —se pasa una mano por el pelo, exasperado. Yo tan solo me limito a mirarlo, sin decir nada.

Llevamos una hora aquí. La intención era practicar. Tenemos que estar preparados por si los de Drytgar nos encuentran o, por si cualquier persona nos encuentra. Pero no hemos hecho absolutamente nada.

—Me voy a descansar —murmura después de unos segundos, dando media vuelta para empezar a caminar.

Abro la boca con sorpresa.

—No, Kaden —me apresuro a rodearlo para ponerme delante suyo, impidiéndole el paso —. No hemos hecho nada.

—Tienes que estar de broma —parece que realmente no se lo cree —. No hemos hecho nada porque a la niña no le apetece.

—¡Porque no quiero hacerte daño!

—¡No vas a hacerme daño!

—¿Estás diciéndome que no sé dar golpes?

—Sí Brielle, estoy diciendo exactamente eso.

Vale, se acabó. Sin previo aviso me acerco a él, mi pierna se posiciona rápidamente detrás de la suya y con mi peso, de alguna forma, consigo tirarlo al suelo.
Termino a horcajadas encima suyo, agarrándole ambas manos.

Sonrío orgullosa, aunque soy consciente de que he tenido suerte porque lo he pillado desprevenido. 

Kaden también sonríe.

—Muy bien —parece satisfecho.

Suelto sus manos, relajándome y... de golpe estoy de espaldas en el suelo con su cuerpo encima del mío.

Ahora su sonrisa se ensancha.

—No te distraigas, princesa —murmura divertido antes de levantarse.

Suelto un bufido y dejo caer completamente la cabeza en el suelo.

—Te odio —suelto de mala gana.

—¿Sí? —enarca una ceja, provocando.

—Sí.

—Te encanto.

—En tus sueños.

—Sigue mintiéndote a ti misma.

—Idiota.

Kaden sonríe en respuesta mientras que yo pongo los ojos en blanco. Y entonces, veo como me tiende una mano para levantarme. Pero mi orgullo no me permite aceptársela, por lo que me incorporo yo sola.
Sonríe, negando con la cabeza divertido.

—Mañana seguimos —le informo, empezando a caminar. Kaden no tarda en alcanzarme. Mientras nos movemos, nuestras manos se rozan, pero ninguno de los dos hace el ademán de apartarlas.

Nunca nos alejamos demasiado de los demás, por lo que tan solo tardamos unos diez minutos en llegar.

—Bueno, bueno... ya han aparecido los tortolitos —Clayton, que está sentado en el suelo hurgando en una de las mochilas, sube la cabeza para mirarnos —. ¿Ya habéis terminado de entrenar?

Rayen #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora