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Ta largo de vuelta (más que el anterior)
Me cebe mal de nuevo, solo me resta pedirles paciencia, y bueno, agradecerles mucho, mucho, mucho por todo lo que me regalan; amo sus comentarios, gracias por existir amixes ♥️

Nota actual: AAAAA se nos fue Titi, prepárense que vengo inspiradA eh, con dos fanfics más que listos para publicarse; se los juro, Karmaland es mk pasión. Por favor discúlpenme si hay algún error ortográfico, estoy bien pendeja para corregir JANDKDKD.

Vegetta caminó junto a Rubius, aunque su corazón permaneció atentó a los dos chicos que se hallaban risueños a unos pasos detrás de él, les dedicó una mirada de soslayo, eran adorables; Quackity por alguna razón agitaba su cabello mientras Luzu lo...

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Vegetta caminó junto a Rubius, aunque su corazón permaneció atentó a los dos chicos que se hallaban risueños a unos pasos detrás de él, les dedicó una mirada de soslayo, eran adorables; Quackity por alguna razón agitaba su cabello mientras Luzu lo observaba con mucha atención, se hallaban enfrascados en una conversación amigable, a la cuál Vegetta no se sintió cómodo de escuchar. Su gran y débil corazón ardió, Rubius se carcajeo junto a él, el corazón se apretó de una forma brutal; no le estaba prestando la suficiente atención al dueño del apartamento más brillante de su corazón. Su alma sollozó.

El tiempo comenzó a correr más lento para él, su alma se evaporó; sus ojos ardieron, la frustración lo golpeó sin piedad, la soledad adorno su espalda como un bello manto etéreo, en un espacio libre y de aires esperanzadores se sentía como el único que desencajaba en la escena paradisíaca. Él era el casi Dios, era mucho, pero para su corazón no era nada; y él le creía. Porque a pesar de lastimarlo, su corazón no lo había abandonado; sus adorados amigos se alejaban, lo lastimaban, y luego regresaban a él, ellos siempre estaban en un horizonte brillante, donde únicamente Adán en su eterna travesía podría hallarlos, y Vegetta permanecía impasible en el jardín inmaculado del Edén, tan lejos de ellos, de todo.

Vegetta amaba tanto a sus amigos, que los dejaría ir, porque ellos eran felices en libertad; y si eso significaba que día a día su temor al olvido se transformara en una certeza más cercano, él estaría bien con ello. Porque él era el acendrado casi Dios, y no había nada que llegara a lastimarlo realmente. Amistad, adoración, amor, dolor, dejar ir, atesorar, obtener; ¿Que es la vida si no eso en diferente orden?.

Ellos se iban, lo olvidaban, y en algún punto, regresaban; aún sí era para explotar alguna pertenecía suya, ellos regresaban temporalmente, y luego volvían a irse, para regresar, e irse. Y eso estaba bien, porque él no necesitaba más que verlos ser felices para poder sentirse pleno él; Vegetta era el casi Dios que amaba con tanta fuerza, que se olvidaba de que aún no era un Dios completo.

En la humanidad se hallaban diversos errores, en los errores se hallaba la humanidad; Vegetta día a día se desprendía de aquellas finas vestiduras de la imperfección, y con el correr angustioso del tiempo, no hacía más que hundirse en la opresiva soledad de encontrar la perfección y cargar con su peso. Los sentimientos eran un árbol firme, uno del cuál se había alejado llevándose consigo una canasta fuertemente sujeta, dentro de esa canasta de mimbre pálido, se podrían hallar sus frutos más dulces: el amor, adoración y devoción por sus eternos amigos.

Vegetta el protector| [Luckity+ Vegetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora