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En cuanto la familia Wei se instaló debidamente en el Palacio del Pabellón Guānghuá cada uno de los integrantes de la familia entro a sus debidos aposentos asignados para poder ordenar sus apariencias adecuadamente para así poder asistir a aquella ocasión en la que tendrían que presentarse frente a toda la familia Imperial.

Una vez todos estuvieron casi listos, se miraron los unos a los otros dándole el visto bueno a sus prendas y aunque no era necesario hacerlo, cada uno de los hijos del matrimonio Wei le pidieron la opinión a su madre.

Aunque Wei WuXian quería salir corriendo del palacio imperial y hacerle saber a todos los miembros imperiales lo poco que le importaba si se casaba o no, él no podía simplemente irse como si nada al recordar a su familia, ya que él haría cualquier cosa por ellos para que estuvieran a salvo.

— Estás muy callado A-Ying — pronunció con suavidad CanSen SanRen, una vez que estuvo frente a su hijo ordenándole adecuadamente la gran capa de piel afelpada celeste sobre los hombros de Wei WuXian.

A pesar de que la tarde en la palacio imperial era refrescante para sus ciudadanos, para los miembros de la familia Wei era considerada bastante fría, cuando ya estaban más que acostumbrados a las calurosas temperaturas de la ciudad fronteriza en el estado de YunMeng.

— Me siento extraño — demandó Wei WuXian en voz baja, mientras se removía inquieto en su lugar.

Desde el momento en que salió de la capital imperial para poder dirigirse hacia el palacio, en su pecho se había instalado una fea sensación oprimiéndolo de alguna manera, dejándolo sofocado y con los nervioso a mil como si algo no muy agradable estuviera apunto de pasar más halla de lo que tuvieron que pasar a las afueras de las puertas de la capital, permitiendo que todo lo que había estado sintiendo se reforzara en cuanto saludo desde el final de las escaleras a la familia Imperial.

A pesar de haber hablado fuerte, claro y firme, Wei WuXian había sentido como si su voz en realidad no hubiera salido en lo más mínimo de sus cuerdas bucales, teniendo así la necesidad de gritar para hacer desaparecer lo que estaba sintiendo en ese momento.

— Son los nervios — hablo de forma divertida Wei XiYun burlándose de su hermano mayor — Er-Ge ¡Vas a conocer a tu esposo! — exclamó la menor mostrando una enorme sonrisa divertida que colocaba aún más nervioso a Wei WuXian.

Esposo. 

Un termino, el cual aun no lograba asimilar aun si se lo había repetido una y otra vez en su cabeza de camino al palacio, pero aun si intento prepararse para poder enfrentar la realidad que lo golpearía una vez estuviera frente a los miembros de la familia imperial, no había funcionado. 

— ¡XiYun! — reprendió Wei ChangZe una vez escucho a su hija, aunque también quería reírse de las burlas de su hija debía mostrar la madurez que se suponía tenía al ser el padre de aquellos jóvenes, pero debía admitir que era divertido ver al gran YiLing LaoZu nervioso por presentarse frente al que se le había determinado como su esposo.

Una unión en la que ninguno de los integrantes de la familia Wei pudo tener voz para opinar o voto para proponer, así que a pesar de todo el Duque LinTong se encontraba receloso de lo que el emperador le estaba haciendo a su hijo, pues ¡Uno de sus hijos iba a casarse! aquello era algo de lo cual Wei ChangZe como padre debía sentirse orgulloso y satisfecho, porque por primera vez en su historia familia, uno de los miembros de su familia formaría parte de la tan renombrada e importante familia imperial. Pero no sentía nada de eso, en cambio sentía como si alguien se hubiera metido en su casa y le estuviera robando lo más preciado que tenía, lo cual era uno de sus hijos.

El Esposo del GeneralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora