Paso 4: Seduce con una sonrisa

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Disclaimer: Los personajes y la historia no me pertenecen. La historia es de TouchofPixieDust y los personajes son de Rumiko Takahashi, yo únicamente traduzco.

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¿No sabes qué decir? ¡Dilo con una sonrisa! Eso es, con solo la curva de tus labios puedes seducir a tu hombre y hacer que se ponga de rodillas.

La idea de Inuyasha puesto de rodillas por una sonrisa cuando podía tratar con indiferencia que lo atravesara el colmillo de un demonio hizo que Kagome negase con la cabeza y soltase un «Keh».

—Sonríe lentamente —se repitió Kagome.

Con un suspiro, cogió el espejo de mano que tenía en la cama a su lado y se miró en él diciendo:

—¡Enséñame a la bestia!

Dejó caer la cabeza sobre su almohada y se rio de sí misma por hacer el tonto. Tal vez había estado viendo demasiados cuentos de hadas animados mientras se suponía que estaba estudiando para su examen.

Se incorporó y decidió intentarlo de nuevo.

En esta ocasión, se enderezó y miró en el espejo, intentando sonreír lentamente. Le pareció tosco y torpe. ¿Las comisuras de su boca siempre se habían movido de forma independiente y errática? ¿Siempre había parecido que sufría cuando sonreía? ¿Cuándo se había vuelto TAN difícil sonreír?

Kagome volvió a su escritorio y miró el siguiente punto de la página web que había estado mirando en su ordenador.

Dale un largo vistazo de la cabeza a los pies, luego lleva tus ojos hacia los de él. Esta información le resultaba muy... familiar. ¿Estas cosas eran un copia y pega? Sonríe muy ligeramente para hacerle saber que te gusta lo que ves.

Bueno, ya sabemos que esta información es muy probable que se le vaya a volver en contra, pensó para sus adentros.

Encuentra una razón para pasar al lado de él. Gira lentamente la cabeza a medio camino hacia él. Cuando hagas contacto visual, apoya la barbilla en tu hombro y sonríe.

Kagome suspiró. Esto era improbable que terminase mucho mejor que lo de la mirada lenta de la cabeza a los pies. ¡Nada de esto era la información que estaba buscando!

Sonríe cuando hagas contacto visual.

Con un gruñido de frustración, Kagome cerró las ventanas de su pantalla y apagó el ordenador. ¡Estas revistas, libros y búsquedas web no estaban siendo de ayuda! Nada estaba siendo de ayuda.

—¿Estás bien?

Kagome giró en su silla ahogando una exclamación y vio a Inuyasha sentado en su cama detrás de ella. Su primer instinto fue gritar «siéntate» por sobresaltarla. Pero se mordió el labio después de inhalar.

No le lanzó una lenta mirada de la cabeza a los pies. En cambio, reunió todo su valor y lo miró lenta y directamente a los ojos.

Su corazón se derritió solo un poco ante la preocupación que vio allí.

Siempre estaba preocupado por ella.

Él... bueno... siempre se preocupaba.

Kagome sintió que se le empezaban a calentar las mejillas mientras lo miraba a sus cálidos ojos dorados. Podía sentir que las comisuras de su boca empezaban a curvarse cuando vio que las mejillas de él empezaban a enrojecer... pero él tampoco rompió el contacto visual.

—Hola —dijo ella, su voz era más susurrante de lo habitual.

—Hola —dijo él en respuesta en voz baja, todavía sosteniéndole la mirada.

La sonrisa de ella creció mientras se miraban y no hicieron ningún movimiento más. Algo del momento parecía... profundo. Y muy, muy correcto.

Tal vez estaba haciendo que fuera demasiado difícil.

¡Aquellos libros y artículos no conocían a Inuyasha! ¡No la conocían a ella! Ninguno había sido creado para una miko enamorada de un demonio perro.

Lo amaba.

¡Lo AMA!

Era una clase de amor eterno, no solo un coqueteo. No había necesidad de engañarlo o de intentar ser alguien que no era. Si un día él decidía que le correspondía, entonces ella preferiría que se enamorase de ella de la forma que era, no por quién estaba fingiendo ser. Ya que ser otra cosa simplemente parecía acabar en un horrible bochorno.

Kagome le sonrió, dejando que el amor que sentía por él la llenase.

Y él le devolvió la sonrisa.

Cómo coquetear con un demonio perroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora