CAPÍTULO DOS: Dulcinea del Toboso y dinamita

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Amy


—¡¿Podrías ayudar en algo, por el amor de Dios?! 

Era increíble, simplemente increíble. Había pasado más de una hora y ninguno de los dos aparecía. Tal parecía que la tierra se había tragado a Tyler y a Adam. 

—¡Okay! —repuso Ethan retrocediendo nervioso— ¿En que te ayudo?

—¡Tú qué crees! —espeté furiosa.

 Señalé el desastre que yacía en la cocina a esas horas de la mañana.

—¡Debo preparar unos veinte sándwiches para ustedes, sacar del refrigerador los jugos y bebidas, terminar de freír los panqueques y...

«Relájate, Amy. Respira profundo y luego bota», me dije. 

Cerré mis ojos y respiré profundo para poder tranquilizarme. Tenía todos los motivos para enfadarme. Adam no aparecía por ningún lado, todos nos habíamos despertado muy temprano, mi casa estaba hecha un desastre, Leo y Sophie no aparecían con las compras y se nos acababa el tiempo. Pero esas no eran razones para desquitarme con Ethan. Al fin y al cabo, él solo estaba intentando buscar la manera de ayudarme.

—Lo siento, lo siento —dije acercándome a él y dándole un rápido abrazo—. No es justo que me enoje contigo y te grite de esa manera. 

Ethan correspondió a mi abrazo dándome una que otra palmadita.

—Eh, tranquila, chica —murmuró revolviéndome el pelo. 

Elevé mi mirada para toparme con sus ojos verdes. Un puchero infantil se pintó en mi cara por su molesta acción.

—Sabes que no debes hacer todo tú sola, ¿cierto? ¿No estamos aquí para eso, para ayudarte?

Recosté mi cabeza en él y dejé que un pesado suspiro escapase de mis labios. Por más que me costase admitirlo, un poco de ayuda me sería muy útil. Llevaba toda la mañana preparando las cosas del viaje sola, aunque no es que me haya dado la molestia de pedirle ayuda a alguien. Es solo que... me gustaba hacer las cosas a mi manera. A la manera Amy. 

Me separé de Ethan y le regale una sonrisa. 

—Tienes razón —respondí agradecida—. Un poco de ayuda no le vendría mal a nadie. 

Mi mirada llegó a parar a los sándwiches sin acabar que se encontraban sobre una bandeja con un dibujo animado de una Barbie con una vestimenta de chef.

—Ahora que lo pienso, preparar los panes es lo que me ha llevado más tiempo... —murmuré recordando como en la mañana  una alterada Amy intentaba hacer los panes como a cada uno de los chicos le gustaba —. ¿Crees poder encargarte de eso? —pregunté volviendo mi mirada hacia él.

Ethan respondió ante mi pregunta poniéndose serio y haciendo un gesto militar de afirmación.

 Reí ante su acción. 

—Genial, gracias. 

Me posicioné detrás de él y lo empujé hacia la mesa donde se encontraban los sándwiches sin terminar.

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