Capítulo 3.

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Tal como Haseul le había dicho a los señores Kim, Jungeun le había ayudado a cerrar el negocio. Yeojin le había ofrecido ir juntas pues su casa quedaba cerca de la granja de sus abuelos.

A Jungeun le había parecido un camino demasiado largo y cansado, sobretodo al momento que Yeojin le pidió que la cargará pues estaba cansada y termino durmiendose en sus brazos.

Jungeun se había ofrecido a llevarla hasta su habitación, pero Haseul se negó pues aun le faltaba camino hasta la granja y no quería retrasarla más.

Al final Jungeun cenó con sus abuelos, esperaba ver a Heejin, pero su abuela le comento que había salido a cenar con su novia Hyunjin, la chica del bar.

- Jungeun, ¿Recuerdas la casa que compramos con tu abuela? La que está saliendo del pueblo. - pregunto su abuelo mientras Jungeun masticaba un trozo del pastel de carne que su abuela y Heejin habían preparado. Jungeun se limito a asentir mientras partía otro trozo, de hecho había olvidado que sus abuelos habían comprado aquella enorme y lujosa casa.

- Les dije que nunca debieron comprarla, solamente la piscina era genial, lo demás los hacía verse como ricos. - se burló haciendo reír a sus abuelos.

- Y tenías razón. - respondió su abuela. - Y por eso la vamos a vender. - Jungeun casi se había ahogado con la comida, ¿Quien de aquel pueblo podría comprarles esa costosa casa? Los únicos en el pueblo con el dinero eran sus abuelos y el alcalde del lugar, pero por lo poco que recordaba, aquel señor ya poseeia una enorme residencia.

- ¿Quienes son los compradores? - pregunto curiosa.

- No son de aquí, vienen de Seúl. Dicen que son una familia rica que está buscando hacer crecer los negocios que tienen en la ciudad, otros también dicen que el hombre es un político que se va a postular como alcalde el próximo año.

- Oh, tiene sentido, nadie de aquí compraría esa monstruosidad, solo unos ricos de Seúl.

- Tu abuela tiene quimioterapia mañana, pero Heejin estará ocupada para llevarla...

- Entonces la llevaré yo. - se ofreció sin problema.

- La llevaré yo, querida. Tú sabes más de negocios y esas cosas, los compradores van a venir mañana a conocer el pueblo y ver la casa, quiero que tú se las muestres. - Jungeun hizo una mueca de desagrado, como si estuviera a punto de vomitar, pero termino aceptando de todos modos.

• • •

Por la mañana Jungeun había despertado temprano, sus abuelos ya se habían ido y se habían llevado su Porsche, dejándole a ella el viejo pick up de su abuelo para llegar a su destino.

Según lo dicho por sus abuelos, los compradores llegarían a las ocho, por lo que le pidieron llegar media hora antes para reunirse con ellos, pero Jungeun sabía que los ciudadanos no eran tan puntuales como la gente de ahí, así que no se molestó por salir, de hecho había salido quince minutos después de la hora dicha para verse con los compradores.

El camino no era largo, desgraciadamente había tenido problemas con el motor de la camioneta, por lo que había tenido que hacer una parada en el negocio de su abuelo dónde iba a aprovechar para saludar a Haseul.

- Buenos días. - saludo Haseul creyendo que de un cliente se trataba.

- Buen día, Haseul. - respondió Jungeun. - Estoy de camino y pase a saludar. - se acercó al mostrador donde Haseul la recibió con una amable sonrisa. Jungeun se dió cuenta que no llevaba nada con ella, ni siquiera un café para Haseul, así que rebuscó en los bolsillos de su pantalón donde encontró una cajetilla de cigarros y una de goma de mascar, claramente Haseul no se miraba como una chica que fumara, así que se decidió por la goma de mascar. - ¿Quieres goma de mascar? - ofreció con algo de vergüenza, pero Haseul no se burló, sonrió y tomo una para observarla.

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