primer encuentro, primer amor.

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Era una mañana como todas las demás, se me hacía tarde. Recuerdo que escuchaba entre gritos la llamada de mi madre, para decirme que era hora de ir al kinder, como todos los días de la semana, tal vez suene irónico, pero así lo conocí.
Ese día iba corriendo y al llegar a la puerta del kinder mi madre se despidió de mi con un cálido beso y un abrazo, entre a mi salón sin pensar que ahí sentado estaba el que sería el amor de mi vida, el niño nuevo, recuerdo que le saludé y le dije que si quería jugar conmigo en el descanso, el me dijo que si. Esos ojos azules eran hermosos, una piel de porcelana y un cabello castaño lo diferenciaria del resto.
Al salir de ahí, como todos los días se encontraba mi madre, siempre con una gran sonrisa, corrí a abrazarla, solo que está vez no estaba sola, junto a ella estaba una señora, con los mismos ojos azules de aquel niño que había conocido. Mi madre me dijo que saludara a su amiga Camila, la señora muy dulce se acercó a mi y me dio un beso en la mejilla, amablemente le sonreí, ella comentaba a mi madre que era una niña encantadora y que esperaba que conociera a su hijo ya que no tenía amigos y eran nuevos en el pueblo.

Al mirar a la entrada iba saliendo el niño de ojos azules, se iba acercando a mi dirección y abrazo a su madre, Camila presento a su pequeño hijo a mi madre y a mi.

Camila: Katia, Amanda, el es mi hijo, se llama Ethan, saluda mi amor.

El se acercó a mi madre y le dio un beso, mi madre decía que era un niño muy guapo y que tenía unos hermosos ojos.
Regularmente aquí en el pueblo, es muy difícil ver a alguien con esos rasgos, la mayoría eran apiñados, morenos y con ojos marrones o negros, así que ver a alguien así era una sensación nueva.

Ethan comentó que ya nos habíamos hecho amigos y que había compartido mi almuerzo con el.
Nuestras madres se miraban y se sonreían.

De camino a casa, Camila le comentaba a mi madre que le daba mucho gusto que su hijo tuviera una amiga nueva y que también su estadía aquí era temporal ya que se mudarian en un mes.
Mi madre pregunto que a dónde se irían y Camila respondió: A mí esposo le ofrecieron un trabajo en estados unidos y nos iremos para allá nuevamente.
Al escuchar esto me sentía triste, era una sensación difícil de progresar ya que apenas lo había conocido, aunque sentía algo muy en el fondo algo me unía a el.

Llegó el mes donde teníamos que despedirnos, Ethan me regalaría un collar de llave, para que siempre recordara nuestra amistad, la llave era plateada y por dentro llevaba unos hermosos cristales y un toque de negro.

- Es para que siempre te acuerdes de mí y cuando regrese sigamos siendo amigos.

A lo que yo respondí:

- siempre la tendré conmigo, no me la quitaré hasta que volvamos a vernos.

Esas fueron nuestras palabras de un hasta luego, sin imaginar que unos años después nos encontraríamos por obra del destino.

El frío de tu adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora