Capítulo 1

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Estaba totalmente cansada. Su espalda dolía por mil veces peor a cuando estaba aprendiendo a montar y le exigían una postura correcta, de esas que al pasar desprenden poder y claro, dinero. Sentía que su cuerpo pesaba, y que por el más mínimo esfuerzo que realizara, su columna llegaría a romperse. Llevaba dos horas tratando de calmar las náuseas, y nada mejoraba, todo lo contrario, parecía que iba hasta expulsar sus pulmones.

Estaba siendo exagerada, pero era una sensación que jamás había experimentado.

Jeongyeon entró a la habitación, no sin antes haber tocado y que Jennie le diera el debido permiso. Al estar ya a un lado de la cama tálamo de su patrona, le tendió una pastilla, que sin dudarlo Jennie la tomó con cierta desesperación, alcanzando ella misma el vaso de agua que reposaba en su mesilla.

Pero, luego de llevársela a la boca, y tragarla, notó que Jeongyeon mantenía su mano extendida, y que en ella reposaba lo último que se hubiera imaginado en esa situación. Jeongyeon no pudo evitar soltar una risita al ver la expresión incrédula y de pánico que Jennie tenía reflejada. Tomó la mano de esta misma, y le entregó la prueba de embarazo.

—No te asustes, esas cosas pasan... —le decía Jeongyeon, dándole unos golpecitos en el hombro— Tampoco seas dura contigo misma ¿si?

Jeongyeon tomó la bandeja de vómito que ella misma había llevado a la habitación con apuro al escuchar el llamado de su patrona en la mañana. Dio media vuelta, hacia la mesilla de roble a un lado de la cama, y con la otra mano dejó el vaso de agua que había tomado de la mano de Jennie.

Jennie seguía en un aparente shock, sus ojos realmente abiertos, y empezaba a inhalar y exhalar por la boca, con la esperanza de poder calmar su ritmo cardíaco.

No lo podía creer. Lo síntomas eran los mismos, y si mal no hacía cuentas, su vida sexual estaba demasiado activa. Aún faltaba por llegar su período, pero sabía perfectamente que a medio ciclo, su sistema reproductor estaba que bailaba y armaba fiesta por algo que ocuparse los siguientes nueve meses.

—Jennie... Jennie... —le llamaba Jeongyeon agitando su mano frente a su rostro.

Jennie le miró asustada después que estuvo debatiéndose un rato.

—YonYon, ¿Es posible? —habló casi en un susurro, llamándola por el apodo que acostumbraba de cariño. Su garganta reseca de tanto respirar por ella le hacía tener un tono áspero, que sin duda Jeongyeon entendía por la repentina noticia.

—Jennie, no lo sabremos si no te haces la prueba ahora mismo —le decía un poco con obviedad.

Unos minutos bastaron para que Jennie se levantara con ayuda de Jeongyeon y mientras se hacía la prueba, no dejaba de imaginarse un negativo. Y peor fueron los siguientes instantes en que tenía que esperar el resultado. El miedo que sentía dentro de ella, le hizo recorrer la habitación aún con la bata de dormir de un lado a otro. Tampoco dejaba a su pobre dedo en paz porque lo llevaba mordiendo con inquietud sin cesar.

Jeongyeon se mantenía sentada en una de las sillas mecedoras de la gran habitación, que a pesar de tener cortinas de un color marrón, como toda la hacienda, la luz del día podía entrar sin ningún impedimento. Jeongyeon, cruzada de piernas, movía nerviosamente el pies, pero no por el hecho de que esperaba el resultado con ansias, sino que era más por lo estresante que se estaba volviendo Jennie caminando por toda la habitación.

—¿Ya? —preguntó por tercera vez Jennie, aún con su dedo en la boca.

La pelimenta miró su reloj de muñeca, asintió, y aún sentada se volteó a la mesilla para tomar la prueba y enterarse de una buena vez. Jennie paralizada delante de ella, esperaba con el corazón palpitandole a un ritmo descomunal, sentía las presiones en sus muñecas, y el zumbido en el oído no le ayudaba a mantener la mente tranquila.

Riding - (Jenlisa G!P) (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora