2. 𝒕𝒖́ 𝒚 𝒚𝒐

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---¿Pero a dónde coño fuiste a comprar la película, Quackity?

El menor rodó los ojos, pasando de Rubén y dejando en la mesa una bolsa más, en su mano izquierda seguía la película. Se giró para mirar al castaño, poniendo cara de "¿neta?". Rubén cerró la puerta principal, mirando al menor quitarse el abrigo.

---No mames, ¿a dónde más iba a ir? A la tienda esa a la que siempre te gusta mandarme. Esa tienda de mierda

Rubén se carcajeó en voz baja, cogiendo la bolsa que Quackity había dejado sobre la mesa ---¿Alcohol? ---rió--- Ya, me quieres emborrachar.

---Quizás, ¿quieres comprobarlo con la patada que te había prometido? ---jugueteó, probando su suerte.

Lástima que Rubén tenía mejores cartas.

Se acercó a Quackity, sonriendo en todo momento; se inclinó ---¿Quieres comprobarlo con un beso?

Le costó, pero Quackity logró mantener su expresión desinteresada. Porque el nerviosismo que había invadido su cuerpo en tan solo segundos no era ni medio normal. Se calmó a sí mismo. Antes de sonreír y girarse.

---Estas de bromeando, lo sé. Así que mejor deja de hacerte el pendejo y ayúdame con las cosas.

Rubén sonrió, observando la figura de su mejor amigo desaparecer por las puertas de la cocina.

Su sonrisa estaba cargada de algo más, pero Quackity no tenía por qué saberlo.

Tiempo después, la sala de estar estaba totalmente ambientada. El sofá se veía cómodo, el televisor estaba listo para recibir la película que Quackity había comprado.

Y había bocadillos y claro, la botella de alcohol.

Rubén se encontraba extendido plácidamente sobre el sillón, sonreía con la mirada pegada al móvil. Contestaba algunos mensajes que recientemente le habían llegado de Instagram.

---¡Quackity! ---Gritó, aun tecleando--- ¡¿Qué mierda estás haciendo?!

No paso mucho tiempo para que Quackity apareciera, recién duchado y vistiendo una ropa completamente diferente. Rubén arqueó una ceja la verle.

---¿Has usado mi ducha, cabrón?

El menor asintió, riendo ---Sí, vaya shampoo de mierda tienes, eh. Te lo digo en serio. ¿No tienes algo mejor que eso?

---No, además. Nadie te obliga a usarlo, gilipollas ---rió--- ¿Qué necesidad tienes tú con ducharte?

Quackity se encogió de hombros, empujando las piernas de Rubén del sofá, sentándose en él y hundiéndose cómodamente. El olor a algo dulce llenó las fosas nasales del castaño. Una idea surgió en su cabeza.

---Bueno, no todos somos unos vagos. Rubius, la gente se baña...

---¿Usaste algo más?

Preguntó de pronto, el ceño de Quackity se frunció ligeramente. Mirando al mayor con duda.

---¿Cómo qué?

---Ese olor ---señaló Rubén de manera vaga---, dulce, no lo uso yo ni Hanna cuando viene. ¿Usaste algo más?

Como si de una revelación vergonzosa se tratase, un rubor apareció en el rostro del menor, quien negó. Mirando hacia la cocina como si quisiese evitar la mirada del mayor a toda costa.

No pasaba muy seguido. Pero a Rubén le entretenía de sobremanera cuando él se avergonzaba.

Aquello no pasó desapercibido para él.

𝐏𝐄𝐋𝐈́𝐂𝐔𝐋𝐀 𝐄𝐐𝐔𝐈𝐕𝐎𝐂𝐀𝐃𝐀 × ʳᵘᵇᶜᵏⁱᵗʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora