愛... 春はどこにあったの?
Hoy era el día.
Las horas pasaban más lento de lo normal o al menos eso le parecía a Quackity. Suspiró, mirando por la ventana como la tarde comenzaba a caer. Sus clases de fotografía eran la puta hostia, pero tenerlas en la tarde le jodía de sobre manera.
Le gustaba, estaba claro, porque eran clases que reforzarían sus conocimientos más tarde. Y que quizás, podrían ayudar de algo para mostrarle a ese revoltoso castaño que no eran simples sueños suyos.
Le gustaban. Pero le jodian.
Más cuando hoy era el día.
Ese jodido día de la semana en el que tenía que aguantar al energético de su mejor amigo.
Observó como el reloj por fin daba la hora de salida y todos sus compañeros comenzaban a levantar sus cosas. Miró nuevamente hacia la ventana, frunciendo el ceño al no ver a Rubén esperándolo en el primer piso.
Hijo de puta madre. Pensó, adivinando el por qué.
La tarde ya había caído y antes de que se diera cuenta, el sol ya estaba bajando.
La iluminación del sol no era algo que le preocupara a Rubén de todas maneras, hace ya unas horas que había salido de casa, y había ido a ese lugar especial.
Sentía el viento adormilándolo, y justo cuando sus ojos estaban por cerrarse y su cuerpo estaba por caer en un profundo sueño. Sintió la sensación fría y punzante de agua cayendo sobre su rostro.
Se levantó de golpe ---¡¿Pero qué...!?
Alzó la mirada, encontrándose con la mirada molesta de Quackity. El pelinegro tenía los brazos cruzados y el viento le revolvía el cabello. Mientras que en una de sus manos, una botella de agua vacía se lucia como un arma desgastada.
---¿Quackity...?
El menor entrecerró los ojos, elevando una mano para acomodar los mechones de cabello que salían de su gorro ---Lo olvidaste, pendejo.
Oh.
Abrió la boca para decir algo, lo que fuera, el menor negó, dándose la vuelta para comenzar a caminar. Rubén tomó todas sus cosas rápidamente, y sin ánimos de esperar se puso de pie de un salto.
---Quackity, ---comenzó--- creí que saldrías más tarde.
El menor ni siquiera volvió su mirada para verlo ---Pensaste, ---sonrió--- pero no. Creo que te olvidaste de nuestra pequeña tradición. ¿Quién te detuvo ahora?
Una sonrisa divertida cubrió los labios del ojiverde, quien no respondió al instante, simplemente dejando un vacío como si de una gran respuesta se tratase.
---¿Piensas realmente que olvidaría este día? ---cuestionó, Quackity le miró, una mirada que decía "Sabes que sí". Rubén carcajeó--- ¡Venga que se nos hace tarde!
No tardo en tomar al menor del brazo, halando de él para aumentar el paso.
---¡Oye, deja de hacer eso! ¡Rubius!
La tarde les estaba mostrando un nuevo paisaje.
»»
Algo que Rubén amaba de Quackity era el bueno ojo crítico que tenía.
Siempre lo veía con su cámara a donde quiera que fuera. Tomando fotos, planos y un montón de estupideces más.
Le gustaba su buen ojo. Más en ocasiones cómo estás.
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𝐏𝐄𝐋𝐈́𝐂𝐔𝐋𝐀 𝐄𝐐𝐔𝐈𝐕𝐎𝐂𝐀𝐃𝐀 × ʳᵘᵇᶜᵏⁱᵗʸ
القصة القصيرة𝗟𝗼𝘀 𝗲𝗿𝗿𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗻𝗼 𝘀𝗶𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲 𝗹𝗹𝗲𝘃𝗮𝗻 𝗺𝗮𝗹𝗮𝘀 𝗰𝗼𝗻𝘀𝗲𝗰𝘂𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀 𝗰𝗼𝗻𝘀𝗶𝗴𝗼. 𝗔 𝘃𝗲𝗰𝗲𝘀, 𝗵𝗮𝗰𝗲𝗻 𝗳𝗮𝗹𝘁𝗮 𝘂𝗻 𝗽𝗮𝗿 𝗱𝗲 𝗲𝗿𝗿𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗽𝗼𝗱𝗲𝗿 𝗱𝗲𝘀𝗲𝗻𝗰𝗮𝗱𝗲𝗻𝗮𝗿 𝗹𝗼 𝗻𝗼 𝗱𝗶𝗰𝗵𝗼. 𝗟𝗼...