Las bodas

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Muchas felicidades

Era lo que decían los invitados a las dos parejas que recién habían prometido estar juntas hasta el final de sus días.

Aoi no podía dejar de llorar, estaba muy feliz por Nezuko y Kanao. Por fin habían dejado atrás la horrible vida de asesinar demonios hasta el cansancio, por fin podrían vivir tranquilas, tendrían la familia que alguna vez soñaron tener, seguro que sería tan grande como ellas querían: Kanao con siete hijos y Nezuko con ocho. 

Aoi trabajó mucho con las niñas y con Makio y Suma para hacer el festín de la fiesta. Todos estaban encantados con la cantidad de comida que habían realizado y ni qué decir del sazón.

Cuatro chicos estaban sentados hombro a hombro durante el festejo. 

— Genya sino dejas de ver a Aoi deberías ir con ella y ayudarle— Habló Sanemi

— No quiso que les ayudara — Suspiró sonrojado porque su hermano lo había atrapado viéndola

— Tsk siempre quieren hacer todo ellas—

— Desde que las conozco siempre han sido así — Giyuu comió un trozo de pan

— Sí, también desde que las conozco. Pero no permitas que Aoi haga todo ella sola ¡Debes ayudarle!— Su hermano se veía molesto

— ¡Lo sé! No quise seguir hablando con ella porque Suma y Makio fueron las que más insistieron en que no necesitaban más ayuda. — Sanemi suspiró de repente

— Pronto te vas a casar.— Miró de reojo a su hermano mayor, tenía una mirada nostálgica y una sonrisa suave

— ¡Esta comida es de lo mejor! Todo esto es para mí ¿Escucharon?— Hashibira intentaba tomar toda la comida de la mesa. Tomioka agarró al peliazul del cuello de su kimono por detrás.

— Lo tienes que compartir con nosotros, no solamente es tuyo— Para dejarlo en claro y que lo entendiera Inosuke, le arrebató la pieza de carne que tenía en la mano y se la comió de un gran mordisco. Inosuke se entristeció pero sin hacer tanto alboroto. 

En ese momento se dio cuenta de que ni Tanjiro, Nezuko o Zenitsu estarían más junto a él para detenerlo. Se sentó, cabizbajo, cruzó sus brazos y suspiró. Sanemi pensó que estaba haciendo un berrinche exagerado pero Giyuu, quien era más comprensivo, sabía que Inosuke pasaba por un nuevo conflicto mental, era su nueva realidad ¿Qué sería ahora de él? ¿A dónde viviría? Tanjiro quizás no debió de hacerlo un ser pensante.

— ¿Yo también tengo que casarme? — Les preguntó a Sanemi, Genya y Giyuu mientras estos masticaban la comida. Tomioka le tomó el hombro 

— Volviste a ser libre, no te preocupes. Te llevaremos a un lugar para que puedas conocer a chicas lindas— Le sonrió. Mientras, Sanemi abrió lo ojos asombrado, queriendo escupirle todo encima.

— ¡Idiota! ¡No nos vamos a llevar al mocoso! 

— Tiene que conocer de todo— Expresó la misma frase que le dijo Sanemi alguna de esas veces cuando lo ha convencido de ir con esas chicas 

— ¡No lo vamos a llevar! 

— ¡Llevenme! No sé de qué hablan pero parece que es algo que necesito— Inosuke seguía comiendo

Después de intercambiar miradas con Tomioka, Sanemi habló.

— Está bien, vas a ir. Pero luego no nos estés culpando si algo pasa. Después te paso la dirección

— Él ya conoce el sitio, tuvo una misión con Uzui ahí

— ¿Eh? ¿Vamos a ir al Distrito rojo?— Preguntó Inosuke. Sanemi y Giyuu no respondieron, bebieron su té pensando si realmente era lo correcto. Genya solamente se había quedado con la boca abierta, mirando a los ex pilares mientras ellos se hacían los sonsos.

Sabores // Genya x AoiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora