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Octubre

—¿Con cuántos hombres has estado?

Yoongi levantó la vista con interés de la taza de café en la que había estado echando azúcar. Hoseok había soltado la pregunta y ahora miraba fijamente sus huevos escalfados. Sus orejas eran de color rosa intenso.

—¿Esta semana, quieres decir? —preguntó Yoongi con calma.

Hoseok levantó la mirada, su fastidio irradiando por la mesa del desayuno en ondas malhumoradas. —No, imbécil. Quiero decir siempre.

Yoongi tomó un largo sorbo de café, con los ojos clavados en los de Hoseok por encima del borde de su taza de los Centauros de Hwansun. Bajó muy lentamente la taza de nuevo a la mesa, se reclinó en su silla y dijo: —¿Por qué?

—Porque nunca me lo has dicho.

—Tal vez no lleve la cuenta.

Hoseok lo miró fijamente y luego volvió a prestar atención a sus huevos. —No importa.

La boca de Yoongi se torció. Dejó que se hiciera un silencio entre ellos, el tiempo suficiente para que Hoseok creyera que Yoongi iba a dejar pasar la situación.

Él no iba a hacerlo.

—¿Cuántos esperas que sean?

Hoseok negó con la cabeza. —Olvídalo. Ya no me importa.

—Mentira.

La tensión en la mandíbula de Hoseok, cuando volvió a mirar a Yoongi, dejaba claro que le importaba mucho. —Dijiste que había un tipo en Daehu. El, eh...

—El hijo de mi entrenador. Sí. Era uno.

—¿El primero?

—Dije que lo era. Sí.

—Nunca dijiste eso. Quiero decir, estaba implícito, supongo, pero...

—Fue el primero. —Yoongi se mordió el interior de la mejilla y añadió—: Posiblemente también el mejor.

—Eres un gran imbécil.

—¿Sabes que tenía un pene gigante? —preguntó Yoongi con nostalgia.

La silla de Hoseok chirrió en el suelo de la cocina cuando se levantó. Tomó su plato de la mesa y se fue furioso hacia el fregadero. Yoongi siguió desayunando.

—¿Fui el segundo? —preguntó Hoseok, cuando terminó de enjuagar su plato.

—¿Con pene más grande?

—Basta.

Yoongi hizo un ademán de tomar una punta de pan tostado, masticando pensativamente como si no pudiera recordar con cuántos hombres se había acostado antes de Hoseok. —Tal vez.

Hoseok se cruzó de brazos. —No pensé que fuera una pregunta tan difícil de responder.

—¿Puedes recordar todos los goles que has marcado?

—¿Es un número similar? —Hoseok había marcado más de quinientos goles sólo en la NHL.

—Más o menos.

Hoseok salió de la cocina.

Yoongi le dio un minuto de ventaja, y luego salió tras él. Lo encontró cerca de la puerta principal, ya con la chaqueta puesta. —¿A dónde vas?

—A casa.

Yoongi se apoyó en la pared. —¿Tan pronto? —Hoseok tenía que volver a Gwangju esa mañana, pero Yoongi desde luego no iba a dejar que se fuera así.

LONG GAME [YOONSEOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora