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El mismo día en el que Miguel Díaz había llegado a Reseda, una pequeña familia conformada solo por dos personas llegó al vecindario de los Larusso.

—¿Emocionada?

—Si.— dijo la menor sin quitar la vista de su Tablet.

—Fer, deja eso un momento y ayúdame a bajar maletas.

De mala gana apagó su tablet y comenzó a bajar las cosas más livianas.

Cuando terminaron de dejar todo en la casa Fernanda volvió a tomar su tablet y la encendió para seguir jugando.

—Ve a desempacar.— mandó su padre dejando la última caja en el piso.

—En un rato.

—En la noche cenaremos con uno de mis viejos amigos y tiene un hijo de tu edad, quizá puedan jugar.

—Ajá. Ojalá le guste dungeon Lord, así jugaremos.— dijo sin despegar la mirada de su tableta.

—Me refiero a jugar algo de correr.

—¡Nooo! Me mataron.

—¿Qué?— preguntó con extrañeza su padre.

—¡Ag! Escucha papá, mis huesos no están hechos para correr ni para hacer ningún tipo de deporte. ¿Ok? Ahora sí me disculpas tengo un nivel que superar.

Fernanda subió a su habitación la cual ya tenía una cama adentro.

Siguió jugando hasta que se hizo de noche.

—Llevas toda la tarde jugando.— dijo su papá entrando a la habitación.

—Ya pase al siguiente nivel, viene la mejor parte.

Su papá suspiro agotado y arrebató la Tablet de sus manos.

—Es suficiente Fernanda. Vas a desempacar y te vistes para ir a la cena con mis amigos.

De mala gana aceptó.

Cuando terminó de vestirse y bajo avisando que ya estaba lista.

—Ya estoy lista.— gritó.

Su papá la vió y sonrió inconscientemente.

—Te pareces tanto a tu mamá.

Salieron de la casa para dirijirse a la del frente.

—¿Somos vecinos de tus amigos?

—Así es hija.

Tocaron el timbre y un señor mayor abrió la puerta.

—¡Daniel!

—¡Max! ¿Cómo estás ? No nos veíamos desde hace bastante.

Ambos hombres se abrazaron mientras Fernanda los veía.

—Papá ¿me das mi tablet?— preguntó ignorando a Daniel.

—Tu debes ser la pequeña Fernanda, te pareces tanto a Olivia.

—Hola.— saludó Fernanda en voz baja.

Cuando terminaron de saludarse entraron a la casa que también era muy grande.

En el sillón había un niño gordito jugando con una tablet y en la cocina había una señora.

—¡Hola! Max cuánto tiempo.— salió a saludar.

Amanda abrazo al padre de Fernanda y luego saludó a la menor, quién se encontraba a su lado.

—Estas muy grande Fernanda.

No sabía ni de dónde la conocían pero tenía que saludar por cortesía.

— Anthony apaga eso y ven a saludar, porfavor.— dijo el señor Larusso.

—Ah, no sé preocupen, Fernanda es exactamente igual.— dijo Max para al final revolver el cabello de la menor.

El señor larusso se acercó a Anthony y le quitó la tablet.

—¡Oye! — reprochó el menor.

—Ve a jugar con Fernanda.

—¿Quién demonios es esa?

Anthony miro al frente donde había una castaña de la edad de el tomando la mano de lo que parecía ser su papá.

—¿Por qué no van a jugar a la habitación de Anthony?— preguntó Amanda.

—Buena idea, los llamaremos para cenar.

Narra Fernanda

El gordito se paró de mala gana y subió las escaleras.

—Ve con el.— dijo Amanda.

Fui detrás de el y entre a su habitación. Tenía pósters y cosas de videojuegos, en su computador tenía abierto dungeon lord, mi juego favorito.

—¿Juegas Dungeon Lord?— pregunté entusiasmada.

—Si.— respondió con mala cara sentadose en su silla para jugar en el computador.

—¿En qué nivel vas?

—30.

—Ay yo apenas pase el 20.

—Novata.—se burló

—¿Puedes enseñarme a pasar el 21?

—¿Por qué lo haría?

—Porque somos vecinos y nuestros padres son amigos osea que tú y yo tenemos que ser amigos.

El gordito se paró del computador y me examinó con la mirada.

—Algo a cambio.— dijo extendiendo su mano.

—Puedo decirle a mi papá que te compre helado.

—¿De cuánto estamos hablando?

—Pueden ser un tarro. Le digo que me lo compre y te lo traigo.

El lo pensó un momento y luego habló.

—Hecho.

Estrechamos manos.

Where's My love? || Anthony LarussoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora