¡Achu! ( Kaisoo)

✿Caprichos

Una de las cosas más molestas en un resfriado son los mocos. Terminas con miles de pañuelos usados alrededor de la cama y con un dolor terrible en la nariz por sonarte tantas veces.

Era exactamente la misma situación en la que se encontraba KyungSoo, pero tenía un problema aún peor: se habían acabado los pañuelos.

—Innie —canturreó KyungSoo a su novio, este lo escuchó desde la cocina y se dirigió enseguida a la habitación para ver qué necesitaba.

—¿Qué pasa, amor? —preguntó recostándose y abrazando al rubio. 

—Ya no quedan pañuelos.

—Voy a comprar más enseguida, espérame diez minutitos —dijo y besó los labios de su novio antes de hacer ademán de irse, pero este le detuvo. 

—Quiero ir contigo —el pelinegro frunció el ceño en señal de confusión— Me he sentido bien hoy, así que creo que ya puedo salir.

—Bebé, ¿estás loco? Si sales hasta tus mocos se congelarían, es mejor que te quedes aquí —dijo JongIn sonriendo, mostrando sus lindos dientitos y luciendo como un esponjoso conejito.  

KyungSoo bufó.

—Pero yo de verdad quiero ir —reclamó haciendo un puchero.

—Lo siento, Soo. Pero no quiero que te enfermes más de lo que ya estás, así que no puedes salir.

—Está bien —se rindió, cambiando su puchero a un rostro completamente serio que incluso llegó a causarle escalofríos al menor.

Pero por más que quisiera complacer los caprichos de su novio, no quería empeorar su condición. Así que salió a comprar los dichosos pañuelos y como había dicho, en diez minutos ya estaba devuelta en el departamento.  

—Bebé, ya volví —avisó tratando de abrir la puerta de la habitación, pero se dio cuenta de que KyungSoo la había cerrado con seguro— Soo, ábreme la puerta.

—No quiero.

—Vamos, amor. Sabes que lo hice por tu bien.

—Yo no te pedí que me cuidaras.

—¿Cambiarías de opinión si te digo que compré muchos caramelos? —JongIn escuchó el seguro de la puerta ser removido y luego se encontró siendo apretado por los brazos del castaño.

—Eres un tramposo, pero aún así te adoro —dijo volviendo a su estado meloso.

—Y tú eres un berrinchudo, pero así me encantas —se besaron por unos segundos hasta que KyungSoo se separó, haciendo un gesto tierno y extendiendo sus manitas.

—Ahora, quiero mis dulces.