Mean se mordía las uñas. Da caminaba por la habitación, divagando.
-Quizá no venga. Quizá esté muerta, ¿cuántos años tenía, setenta y nueve, ochenta? La ha palmado, fijo. Además...
Sus palabras se vieron interrumpidas cuando una enfermera llamó a la puerta. Empujó a una mujer en silla de ruedas hasta el centro de la habitación y salió, dejando a los tres familiares solos.
-¿A-abuela? -articuló Mean.
Da abrió mucho los ojos y susurró:
-¿Acabas de...?
Pero no terminó la frase, porque Mean sollozó y se abalanzó sobre la mujer. La abrazó con fuerza, jadeando y apretando su camiseta.
Era como su madre. La de ambos, pero más la de Mean.
-Deberíamos hablar, chicos -murmuró la mujer al separarse de su nieto.
Los jóvenes la miraron. Los ojos azules, como los de su madre. El pelo rizado, como el de su madre. Eran iguales.
Eso sólo avivaba más el dolor que sentían.
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Valerie.
Short Story"Me volví loco con largos intervalos de horrible cordura" - Edgar Allan Poe.