¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Para Moira Gwen no hubo la entrada triunfal en Halloween del 2021 que había planeado a través de varias líneas de tiempo.
A ella le gustaba el espectáculo. Las mandíbulas desencajadas. Los gritos de histeria de los presentes incapaces de entender que un ser vivo pudiera resurgir de un caldero hirviendo. De entre las llamas, la bruja poco a poco descubría su cuerpo, hasta volar por encima de los árboles del bosque.
"Vais a maldecir, malditos súbditos, no haber tiritado mi nombre entre dientes. No haberos postrado ante mí, vuestro único Dios al que adorar. Porque he venido para cobrarme deudas. Para cumplir vuestros deseos a un caro precio. Temblad, plebeyos. Soñad con un mañana oscuro...".
Pero Moira se detuvo al comprender que tan solo los grillos habían escuchado su voz tenebrosa perderse en la noche.
—Endaira, decidme, ¿por qué nadie está postrado ante mí? ¿Por qué no suplican por sus vidas? —preguntó a su fiel aprendiz de bruja que era la única que anhelaba su regreso.
—Señora, es Halloween. Están disfrazados y celebrando la noche en fiestas, recolectando caramelos, haciendo bromas de mal gusto, acuden a cementerios para realizar pequeños hechizos de magia incontrolable.
—¡Malditos todos! Deseo que organicéis todo para mi regreso. Está bien, tendré que fingir de nuevo que salgo del caldero sin abrasarme ni ahogarme bajo el agua. Pero tanta actuación, bien sois conocedora de que despierta mi apetito.
Endaira no titubeó. Se desanudó el cinturón del vestido negro. Este se deslizó por sus blancas piernas hasta el suelo, dejando al descubierto su ropa interior, blanca, sin encaje, ni dibujos. Totalmente lisa y nada seductora, por cierto.
—Niña, ¿qué hacéis? —preguntó la bruja con fastidio en la voz sin comprender por qué se desnudaba.
—Pensé que... —respondió la chica con vergüenza y temor.
—No he preparado mi vuelta durante décadas para conformarme con...con esto —aseguró.
Al mismo tiempo que hablaba, señaló con su mano el cuerpo de la chica que parecía idolatrarla.
»Voy a divertirme. ¿Recordáis a Petra? Esa pequeña bruja utilizó mis servicios y nunca pagó el precio, es más, para evadir cumplir sus deudas consiguió que me quemaran en la hoguera. Pero eso no va a quedar así.
—¿Vamos a buscar a Petra, maestra? —quiso saber Endaira.
Esta aguardó una respuesta mientras volvía a vestirse y se colocaba al lado de Moira para observar en qué tenía fija la mirada.
—No. Petra será mi plato fuerte, y voy a disfrutarlo. Me conformo con que me guíes hasta una fiesta de esas, debe haber carne fresca y a pesar de los años, no creo que un poco de alimento vaya a hacerme mal.
—Mi señora, ¿es usted una zombie? —preguntó la muchacha.
El asombro en su rostro y el tono de sorpresa en la voz no pudo disimularlo de ninguna forma.
—¡No seas idiota! Los años te han vuelto más inocente y estúpida. Es una forma de hablar, de sobras sabéis cómo me alimento yo, y no es de carne humana, bueno, no al menos engulléndola. ¡Vamos!
Se dio la vuelta y comenzó a caminar, no sin antes darle un codazo para apartar a su alumna del paso, que parecía haberse pegado a ella como si fuese una sanguijuela.
Tras caminar varios kilómetros, dieron con una casa en las afueras que parecía una gran mansión hecha de madera al completo, con piscina en el exterior, cubierta por setos y alambre, que protegían el lugar de personas ajenas. Las luces estaban prendidas y la música retumbaba con fuerza, así como el sonido terrible de los chicos que se amontonaban por cualquier lugar para vomitar.
—Esto no parece una fiesta. Es más una taberna de mujeres y olor a alcohol. ¿Dónde me trajiste? —dijo Moira disgustada con la metedura de pata de su guía.
—No, no. Los tiempos cambian. Ahora los jóvenes se divierten así.
Moira no pudo evitar poner cara de asco ante la sola idea de involucrarse y el olor nauseabundo, pero tendría que acostumbrarse a la nueva era.
