Hace bastante tiempo se nos venía advirtiendo del desastre y la magnitud de nuestras acciones, pero como siempre, el ser humano es de naturaleza obstinada e incrédula, tiene que ver las cosas perdidas para actuar, he de admitir que mi madre era una de ellas. Me servía el cereal cuando se escuchó una alarma, esta era diferentes a las habituales para que nos pongamos nuestra protección del sol. Volteo a ver a mi madre, quien toma en brazos a mi hermana de dos años para esconderme debajo de la mesa.
Mientras ella rápidamente cierra todas las ventanas, los gritos en el exterior hace que me entre curiosidad, pues mi madre estaba pálida, literalmente pálida, cuando trata de cerrar la última ventana que daba al porche un hombre con la piel roja y múltiples quemaduras, la rompe, metiéndose sin importarle nada, para después cerrarla.
Todo estaba oscuro, pero podía ver entre la oscuridad los ojos del hombre, llenos de miedo. Se prende la luz de energía en tonos morados, mi madre nos saca de debajo de la mesa colocándonos detrás de ella. Poco a poco retrocedemos mientras con mis yemas siento el cuchillo.
—Ni se te ocurra, hijo —me dice sacando una pistola.
—¿Qué quieres? —pregunta mi madre consolando a mi hermana que parecía despertarse.
La televisión se encendió mostrando a Margaret Phineas, presidenta de la comisión de protección, se miraba más nerviosa de lo habitual y como siempre estaba leyendo un papel.
"Querida nación, nos enfrentamos a un desastre irremediable, la sobrepoblación, la pobreza, y la devaluación son problemas menores a lo que enfrentamos, acabamos con nuestro planeta. La medidas de retrasar esta catástrofe fracasaron completamente, por lo que desde hace meses adecuamos varios departamentos para vivienda, hay un cupo limitado, por lo que esas personas fueron seleccionadas previamente y con antelación. No me queda más tiempo. Mucha suerte a todos"
La transmisión termina dejando de nuevo la luz encendida normalmente. Nos quedamos mirando entre los cuatro antes de escuchar el teléfono de casa sonar, y nuestras pulseras para medir nuestros latidos.
—Tenemos que irnos de aquí —dice el hombre sin dejarme de apuntar, me estaba poniendo nervioso el que estuviera siempre apuntándome—. Alice lo digo enserio tenemos que irnos.
—No puedo irme sin mi esposo.
La alarma anterior comienza a sonar aún más fuerte, mientras que los teléfonos de casa sonaban, me estaba dando un ataque de ansiedad por tanto ruido, mis manos temblaban y el hombre no dejaba de apuntarme.
—Entonces déjame llevarme a mi hija. —Mi madre aparta más a mi hermana.
Un sismo da comienzo, las cosas se caen, como podemos salimos a la calle, la ciudad se estaba cayendo a pedazos mientras el hombre que llamaba a mi hermana hija la carga. Para encontrar un refugio más estable, corremos lo más rápido que podemos, siento que mi pecho no podía más, el aire quemaba mis vías respiratorias, ellos avanzan dejándome atrás.
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RONERACK EL SABIO / TERMINADO
De TodoRONERACK EL SABIO Concurso edición 2022. Terminada.