Para mi la felicidad había sido siempre el objetivo, el lema de "hemos venido a esta vida solo para ser felices" y toda esa propaganda a mi me la colaron fuerte.
Sin embargo la vida te enseña y un día aprendí desgraciadamente, que eso de ser feliz siempre no iba a ser mi caso.Me dije que obviamente, no iba a estar luchando una batalla contra mi propia exostencia, y que no iba a estar buscando una cosa tan irreal como la eterna felicidad...
Desde entonces intenté ver la felicidad desde otro punto de vista y comencé a verla como una recopilación de los pequeños momentos en los que de verdad aprecias el estar vivo.
Esos instantes en los que algo es tan genial que te olvidas del pasado y del futuro, cuando lo que estás viviendo es tan la ostia, que no puedes hacer otra cosa más que asombrarte.
Con el tiempo me di cuenta que la propia esencia de la felicidad es efímera, que es un estado que dura muy poco ya que nuestros instintos de supervivencia no nos permiten estar ahi 24/7 pues si no, nunca podríamos hacer nada y como me gusta decir: nos habría matado el leon el primer día.
Fue entonces cuando pensé que como iba a ser la felicidad el objetivo de la vida, cuando en exceso puede llegar a convertirse su mayor enemigo...
No tenía sentido.Y al darme cuenta de ese pequeño gran detalle de repente me vi liberada, y paradojicamente: más feliz.
Pues ya no buscaba ser feliz constantemente, pero sin embargo la felicidad llenaba cada rincón del alma cuando esos preciosos momentos llegaban.
Los disfrutaba de una forma totalmente nueva.Sinceramente pienso que antes tenía una relacion muy tóxica con la felicidad, todo el día detrás de ella y sin llegar a apreciarla realmente.
Ahora es mi compañera de vida, siempre conmigo pero dejándome espacio para ser libre y aprender de las demás sensaciones.
Por que no hay mejor maestro que la tristeza, ni mayor rival que la ira.
Nunca aprenderás por ti mismo si primero no te engulle la soledad.
Y no apreciarás la risa si nunca has conocido la pena.-M.