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— Oye "héroe", ayer el maestro me arrebato el celular por usarlo en clase, ¿Por qué no salvas mi celular y lo traes?—dijo un moreno con lentes remarcando el 'heroe'.
Unas risas burlonas se escucharon de fondo.
—Guarda silencio Tetta—mencioné rodando los ojos volviéndo mi vista hacia el libro que saque de la biblioteca.
El apodo 'heroe' es un trauma para mí actualmente, recuerdo que de niño estaba obsesionado con los superhéroes que salvaban a gente buena y derrotaban al villano, y en ese entonces la gente empezó a llamarme de ese apodo y yo como un fanatico amaba y sentía orgullo cada que me decían 'heroe'.
Actualmente me da rabia ese nombre.
Pero había una única persona que conocía ese apodo: Kisaki.
Y claro, compartió a todo el salón mi historia de héroe.
Cómo ya estaba harto, me encontraba yendo hacia kisaki para hacerle de frente por qué estaba hasta la comilla de que solo viniera hacia mí y comenzará a molestarme.
—Hola—susurró una voz en mi oído.
Dí un respingo volteando rápidamente hacía la voz de atrás viendo que era kakucho, un amigo mío de la infancia en la primaria.
—¡Hey!—sonreí ampliamente y enrolle mis brazos en su cuello.
Empezamos a platicar sobre como nos iba a los dos actualmente y sobre las cosas que hemos hecho.
En ningún momento nos separamos del abrazo por lo que nos encontrabamos demasiado cerca.
Kakucho comento algo que me hizo reír, pero mi risa paro cuando un brazo jalo de mi cintura separándome de Kakucho.
—¿Que...?— murmuré perplejo a ver a kisaki enarcandole una ceja a kakucho sin quitar el brazo de mi cintura.
Kakucho rápidamente levanto los brazos divertido.
—Todo tuyo—dijo antes de dedicarme una mirada divertida e ir con un grupito de personas.
—¿Y a ti que demonios te sucede?—solté tratando de librarme de su agarré sin éxito.
—¿Qué demonios de sucede a ti?—regresó la pregunta. Lo mire confuso.
—¡Hablando con mi amigo!—alze la voz enfadado.—¿No tengo derecho a hacerlo?
—Si, pero no tan cerca.—masculló.
—¿¡Y eso a ti qué!? Puedo hacer lo que quiera.—recalqué.
—Lo sé, pero no frente a mí.
—¿Por? ¿Tienes celos o que coño?—dije con un deje de diversión,sin creerle.
—Si—masculló dejandome en silencio. Quedé sorprendido mirandolo fijamente y con el corazón acelerado.
—¿Cómo?—Mencione con un hilo de voz.
—Carajo, que me si me dan celos. No me gusta que se te acerquen tanto.—musitó sin dejar de mirarme.
—Deja de jugar—espeté nervioso queriendo alejarme impidiendomelo.
—No es un maldito juego, no me gusta que se te acerquen si no soy yo. Y si quieres evitar que venga a interrumpir su linda conversación no dejes que se te acerquen mucho, ¿Estamos?—me quedé en silencio ante su pequeño ataque de posesividad gustandome.
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