IV

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26 de Junio de 1985

—Abuela, nosotras te queremos mucho...— nos mira y niega sonriendo.

—Tampoco es tan malo— nos miramos entre nosotras y después a nuestra abuela.

—Debe de ser una broma.

—Solo llegamos diez minutos tarde, no nos hagas trabajar en la tienda.

—Mira que sois exageradas, que no es tan malo.

—No lo será para ti que llevas toda la vida trabajando en la tienda, pero nosotras no tenemos ganas de trabajar.

Nuestra abuela se detiene y nosotras también, pues no casi nos chocamos con ella. Se gira su propio eje y nos mira. Pero nos mira de tal manera que si pudiera expulsar rayos láser por los ojos, nosotras ya estuviéramos hechas cenizas.

—Me da igual vuestras quejas, vais a trabajar porque estáis castigadas.

—Podríamos haber recogido el jardín.

—O limpiar la casa.

—O limpiar los baños— miramos a Lidia con asco y horror—. Bueno, los baños no, pero sí la cocina.

—Que no. Que me da igual lo que me digáis. A partir de ahora cada vez que lleguéis tarde, os vais a venir a la tienda— soltamos un suspiro, cansando y seguimos andando.

—¿Has tenido pesadillas con Elmo?

—Pues si. Si es que, esa cosa da miedo.

—Elmo no da miedo. Da más miedo verte recién levantada.

—Elmo da más miedo que yo recién levantada.

—Mentira.

—Verdad, además, ¿por qué estamos hablando de mí cara cuando estoy recién levantada? Si estábamos hablando de Elmo.

—No sé, una cosa ha llegado a la otra.

—A mí no me compares con Elmo, porque te juro que te estrangulo mientras duermes.

—Chist, a mí amenazas no.

—Pues no me compares con un personaje que da miedo.

—¡Qué Elmo no da miedo!— miro a Lidia enfadada y me cruzo de brazos.

—Lo que vosotras digáis, pero mi pesadilla dice lo contrario.

—¿Qué ha pasado en tu pesadilla?

—Elmo me secuestraba, me torturaba y al final me deja sin brazos— me miran sorprendidas y aguantándose la risa—. No es gracioso. Lo he pasado mal— sonrió  aunque no tengo ganas de sonreír sino de reírme. 

—Si tienes ganas de reírte.

—Lo sé, pero sería daros la razón y eso es algo que no entra en mis planes.

—Ya está borde. Con lo bien que te has levantado hoy.

—Pero es que ya me estoy despertando y eso es algo que se nota.

—Desde luego. Cuándo eras más pequeña no eras así.

—Porque ahora he crecido y me he dado cuenta de que el mundo es una mierda.

—No todo es tan, tan, malo.

—Que va— ironizo mientras evitaba caerme—. El mundo es color de rosa.

—¿Estás usando tu sarcasmo?

—Obviamente.

—Como odio cuando hace eso.

Somewhere Only We KnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora