Historias y One--Shot y lemon de Izuku Volumen-2

Un catálogo de nosotros

"Oye", dice Midoriya inseguro y tranquilo. Hatsume no se movió.

Mei tenía su chaqueta deportiva de la UA abrigada, la mejilla apoyada en ella, los ojos cerrados y la boca abierta. Estaba húmedo cerca de su boca por el obvio babeo, algo que hacía cuando estaba muerta de cansancio. Izuku tenía esto archivado en su mente como otro ejemplo, registrado de una manera que le recordaba cómo inculcaba a las personas y sus peculiaridades en su cuaderno cuando era niño. Pero esto era diferente e Izuku no estaba muy seguro de cuándo volvió a tener este hábito, un poco obsesivo, ya que habían comenzado a salir juntos. Como la forma en que recuerda cómo brillaban sus ojos cuando se le ocurría una solución a un defecto de diseño en medio de un proyecto. O en la forma en que Mei podía escucharlo, con las manos en la cara y los codos en la mesa, inclinándose como si las palabras que tenía que decir fueran mágicas para sus oídos.

Debajo de la chaqueta que le servía de almohada había un montón de papel e Izuku lo miró. La curiosidad estaba superando su necesidad de despertar a Mei, de sacarla de su taller y acompañarla a casa antes de que fuera demasiado tarde. Cuanto más mira, más se parece a unos zapatos, o los diseños iniciales de algunos. Izuku no podía ver mucho ya que estaba escondido debajo de Mei y no quería ser demasiado entrometido, pero su interés estaba en su punto máximo. Había pequeñas anotaciones: las medidas de la longitud parecían unos ocho pies y medio con algunos garabatos sobre la duración con líneas que iban a diferentes áreas de la parte inferior de la suela. Podía distinguir un seguro de contenido, rodeado por un círculo con un montón de signos de interrogación al lado. El corazón de Izuku se retorció, cálido.

Durante parte del tiempo que pasaron juntos, mencionó sus zapatos, cómo planeaba usar más sus piernas y pies cuando se trataba de usar su peculiaridad. Izuku no estaba seguro de lo que eso implicaría todavía; cómo podría hacer de sus zapatos un activo esencial para su poder. Izuku había dicho torpemente, soy malo para planificar este tipo de cosas, con una risa y una mano frotándose la parte posterior de la cabeza. Mei, por otro lado, sonrió ampliamente, salvajemente y dijo con firmeza y confianza: Para eso estoy aquí, tonto.

Te enfocas en tu poder, tus movimientos, lo que necesites, había dicho. Hizo que Izuku se tambaleara porque no sabía cómo decirle que eso era demasiado bueno para ella, que debería trabajar en sus proyectos actuales, aquellos de los que ha estado tan emocionada de hablar y mostrarle día tras día. Pero su sonrisa era tan brillante y seria; Izuku todavía no estaba seguro de cómo manejar su energía cuando se trataba de él y sus propias ideas.

Entonces Izuku terminó siguiendo sus palabras, trabajando cada vez más, no solo por sí mismo o por All Might, sino por Mei y las ideas y la felicidad que le brinda.

Continuó observándola dormir, sin darse cuenta de que el día llegaba a su fin a su alrededor. Izuku decide que si comienza a notar que se vuelve demasiado, una carga para su otro trabajo, tendría que decírselo. Anularla de alguna manera, decirle que deje de lado este proyecto para ayudar a que sus verdaderos florezcan más. Extendió la mano para sacudir el hombro de Mei, gentilmente, para despertarla, pero su mano se detuvo a mitad de camino. Parecía tan pacífica aquí en la superficie dura de su mesa de trabajo, rodeada de papeles y artilugios, el olor a aceite y metal, el cuello en un ángulo incómodo.

Izuku sintió una oleada de calor en su rostro. Echa un vistazo rápido, una, dos, tres veces para asegurarse de que la costa esté despejada antes de inclinarse para besarla. Sus labios aterrizaron entre su oreja y su sien tan suavemente como Izuku pudo manejar, pero Mei se movió de todos modos. Ella sonrió con un zumbido feliz con una suave curva de la boca antes de que abriera los ojos.

Mei se queja un poco mientras se limpia la boca con el dorso de la mano. Fue entonces cuando se dio cuenta de la sudadera con capucha, el hermoso parche de baba que quedó atrás e hizo una mueca.