JUICIO.

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Adam estaba inmóvil. No tenía palabras, estaba inmovilizado del miedo. Jonah no contestaba, le había abandonado, se había atrevido a dejarlo con una maldita casa con alternos. Debió de hacerle caso a Jonah antes, pero era muy orgulloso para hacerlo. ¿Cómo fue que paso todo esto? ¿Cómo fue que ahora un maldito demonio en una tele lo mataría? ¿Cómo podía morir tan humillantemente? Estaba desbastado. De repente, se vió interrumpido por una voz.

-Nadie vendrá por ti, Adam-.

Le estaba hablando, le habían estado hablando pero el no podía escuchar, no quería escuchar, no quería saber nada de nadie. Tenía miedo, no quería salir lastimado, pero sabía que no saldría vivo de ahí.
De repente, Adam fue noqueado. No sabía si realmente fue noqueado, hasta que despertó.

-Adam, despierta. Te estamos esperando.-

¿Fue todo un sueño? ¿Era todo una alucinación? ¿Era Jonah el que le hablaba?

-¿J-Jonah?...-

-No, Adam. Jonah no está. El esta ocupado.-

Adam tenía dolor de cabeza, le dolía todo. No distinguía la voz. Era una voz masculina, bastante atractiva. Traía tranquilidad, pero le asustaba el echo de que no había soñado nada, y que no reconocía la voz.

-¿¡Q-QUIÉN DEMONIOS ES?! N-NO ESTOY JUGANDO.-
Adam intento levantarse, pero se sorprendió al saber que no sería posible. Estaba atado a una silla.

-¡Adam! Que suerte que despertaste. Los demás te están esperando para comenzar el juicio.-

¿Juicio? Tenía varias preguntas para hacer. ¿Quién demonios era esta ahora? Su voz era femenina, pero escalofriante. Su voz se trancaba, como si se tratara de una computadora.

-¿J-juicio? N-no jueguen conmigo. Tengo que llamar a mi amigo, ¿dónde esta? ¡QUIERO VERLO!-

-Adam, te dijimos que Jonah esta ocupado. Por favor, cálmate. Este juicio es importante. Especialmente para los otros.-

¿Los otros? De repente, se escucharon como mil voces alrededor. Todas eran diferentes, eran murmullos. No eran humanos, pero tampoco de algún animal. De igual manera, los animales no pueden murmurar, creo.
De repente Adam pudo ver mejor, se le había retirado una venda de los ojos. El chico que se la retiró era... extraño. Adam se sorprendió, el hombre parecía de unos 23 años, pelo largo e rubio. Una cara extrañamente perfecta, y un extraordinario "vestido". Lo que más le llamo la atención fue sus peculiares alas, alas de ángel. ¿En serio era un ángel? ¿Cómo seria eso posible? Al lado, tenía una peculiar... ¿chica? Un poco más baja que el, de traje de monja, un bello traje por cierto. Y una cara parecida al la de la película que tanto le gustaba a Jonah, no recordaba como se llamaba, pero era de un asesino con mascara triste. Sin duda, eso no le quitaba lo aterrador. Ambos daban demasiados escalofríos, como alrededor. Adam no se había fijado alrededor, pero pudo distinguir el típico cliché sala de juicio gigante de las películas o caricaturas animadas con un millón de asientos alrededor formando un círculo. En ellos, habían "personas". Todos eran diferentes, unos eran totalmente oscuros con solo unos ojos, y otros tenían sus propias peculiaridades. ¿Alternos?¿estaba lleno de alternos? ¿Por qué no había muerto?

-Adam, eres nuestro invitado de honor. ¡Estamos muy feliz de que estés aquí! Aquí es donde tu decidirás tu destino, aquí es dónde decidirás si tendrás el perdón de Dios o no.-

-Gabriel, mi señor. Me parece que no podemos perder el tiempo. Nuestros compañeros están entusiasmados con nuestro invitado.-

-Es lo que iba a hacer, preacher. No necesito que me apures.-

-O-Oiga, ¿qué demonios?... por favor, ¡déjenme salir! No estoy pidiendo mucho...-
Adam se atrevió a decir, con sus únicas fuerzas que le quedaban. Se sentía cansado, y con miedo. Lo habían noqueado muy fuerte, el diría que estuvo desmayado por un par de horas, o más.

"El Juicio De Adam"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora