JUICIO. (3)

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-¡CONDENENLO AL INFIERNO!-

Adam, pudo ver de lejos a una chica. Una chica de 1.60, pelo marrón, y el echo de que no tuviera cara lo hacía escalofriante. Adam estaba aterrado. No lo ejecutarían, ¿o si? ¿Qué significaba que lo condenen al "infierno"? Solo era un simple alterno de miles. Pero, la cara de Gabriel parecía convencida. La cara de Gabriel estaba calmada, tenía unos rasgos perfectos. Una simple sonrisa que expresaba tranquilidad en su rostro, pero Adam en el fondo sabía que Gabriel iba a ejecutarlo. Gabriel estaba decidido.

Cuando Gabriel fue a hablar, los alternos empezaron a gritar. Parecían gritos de felicidad, obviamente ellos estaban de acuerdo con la chica. Todos de ahí querían matarlo, incluso Adam quería morir en ese momento. Bueno, en realidad Adam tenía cara de suicida, pero no quería morir, solo en ese momento quería suicidarse. No sabía que demonios era el "infierno" de ellos. ¿Le cortarían la cabeza? ¿Qué demonios harían?

-Escuche, Gabriel. ¡Yo solo soy un pobre joven inocente! ¿Por qué no es capaz de perdonarme?-

-SUFICIENTE.-

Adam sintió terror, el rostro de Gabriel ahora estaba enojado. ¿Cuantas veces había dicho "Gabriel" millones de veces. Estaba realmente nervioso, la ansiedad le consumía.

¿Dónde estaba Jonah para ayudarlo?

Adam tenía miedo, de alguna forma iba a morir. ¿En serio lo enviarían al infierno? Ya no le sorprendía. Seguramente Jonah este muerto, y nadie venga por el. Seguramente vaya a sufrir, vivo o muerto. Ya no tenía a nadie, no tenía con quién acudir. No tenía con quién estar. No tenía a Jonah. ¿Dónde estaba Jonah ahora? Lo necesitaba. Adam sentía un gran fuerte deseo de morir cuando hace unas horas quería huir, y vivir. Pero, ahora sólo quería morir. No quería sufrir más, no había más razones para vivir. Había estado dependiendo de sus seres cercanos, y ya no tenía a nadie.

-Eva, gracias por dar tu opinión. Dejaremos que el mismísimo Adam decida su destino.-

Todos se callaron, todos miraron a Adam. Todos eran escalofriantes, estaban esperando la respuesta de Adam pacientemente. Ellos sabían lo que diría Adam, y el también. Adam sabía ahora a donde tenía que ir, Adam reconocía sus pecados.

-No merezco el perdón de Dios.-

"El Juicio De Adam"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora