¿Se puede tener una relación estable con un mafioso adicto a las píldoras y la vida bohemia?
Estaba por averiguarlo... estaba por cometer el mejor error de mi vida...
-¿Qué haces?- me preguntó el hombre junto a mi.
Lo miré de reojo -Nada que sea de...
Mire el departamento y suspiré, me puse a recoger unas cuantas cosas, corrí las cortinas y abrí una ventana para ventilar el lugar.
–Ciérralas, quiero dormir– dijo el pelirosa desde el sillón.
Lo mire y me crucé de brazos –¿A qué hora llegaste? –
Cubrió sus ojos con el antebrazo –Hace como… ¿2 horas?–
Tome un cojín y se lo lancé –¡Ni siquiera avisas!– Él me miró –¿¡Acaso te andabas encamando con otra!? –
–Si– soltó cortante.
Fruncí el ceño –¿Es en serio? – pregunté con cierto miedo recorrer mi cuerpo.
Desabotono su camisa y vi un par de marcas reciente en su pecho –¿Feliz? –
Observe aquellas marcas, luego mire el florero sobre la mesa de centro, con flores que él me trajo hace un par de días y le lace una patada a la mesa, tirando y quebrando el maldito florero –¡Limpia esa mierda y bota esas flores, que bien culeras que están! –
Abrió los ojos sorprendido –¿¡Qué mierda!? ¡Dijiste que las amabas! –
Comencé a caminar a la habitación –¡Ahora las odio! –
Me cambie ropa para poder salir del departamento y él trato de detenerme, cosa que pudo hasta que le lancé una cachetada –¡Búscate a otra! – le reproche y salí del lugar...
Comencé a mirar un par de tiendas, estaba molesta. Fui al centro comercial, hice unas cuantas compras, hasta que ya estaba aburrida, así que le hice una llamadita a Rindo...
Hola bella
Hola Rindo...
¿Qué sucede bonita?
Rindo... Sanzu me engaño...
¿Me estas jodiendo?
Quisiera que fuera broma...
¿Dónde estás? Voy a pasar por ti...
En cuanto le dije él no tardo ni diez minutos en llegar, subí a su auto y fuimos a su casa, es primera vez que vengo a su casa... es grande y muy linda, él tomó mi mano y fuimos escaleras arriba, hasta llegar a su habitación, con una cama grande, un espacio con escritorio y baño privado...
Sus manos acariciaron mi cintura –Si me dices que si, lo haré, de lo contrario, nos apostaremos en esa maldita cama y te escucharé...– Apunto aquella cama...
–Si quiero...– susurre.
Pronto el me volteó y comenzó a besar mi cuello, fue subiendo poco a poco y junto nuestros labios, fuimos caminando, hasta que yo caí en la cama, lo mire desde ahí y el se sacó la camisa, mientras que yo me fui sacando la ropa...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
